Fuera del dinero y las luces que acompañan la fama, la vida de las celebridades está llena de eventos, manías y casualidades que hacen que finalmente sean tan vulnerables como cualquier ser humano común. Muchos están llenos de las curiosidades que menos nos imaginamos.
No es fácil de creer que el actor y humorista Jim Carrey, sí, ese que da risa con solo verle la cara, ha luchado durante muchos años con la depresión y lo mejor de todo es que nunca ha ocultado su batalla. En sus últimas declaraciones para “inews” dijo sentirse mucho mejor porque “cuando viene algún episodio ya no se queda mucho tiempo, ya no me ahoga más”.
El destino o una casualidad bendita le salvaron la vida al actor Mark Wahlberg quien tenía un billete reservado en uno de los vuelos que colisionaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, pero por alguna razón acabó cogiendo un avión privado.
Además de talentosa y sofisticada, la cantante Lady Gaga también es toda una cazafantasmas. Ha declarado en varias ocasiones que tiene miedo a los fantasmas y dice que le persigue uno llamado Ryan, así que se ha gastado 50.000 dólares en una máquina que supuestamente es capaz de detectarlos.
El reconocido actor Robert Downey ha confesado que desde pequeño siempre estuvo rodeado de drogas, debido a que su padre era un adicto y lo hizo probar la marihuana cuando solo tenía 6 años de edad.
Las sustancias siempre fueron una forma en la que ambos podían conectarse, pues pasaban las noches consumiendo alcohol e ingiriendo distintas drogas. Otra curiosidad de este actor es que los 10 años sus padres lo enviaron a Inglaterra para estudiar ballet clásico y así poder mejorar su presencia e imagen corporal.
El actor Rob Lowe es sordo de un oído tras sufrir un virus en su infancia. No se trató las paperas a tiempo y eso le trajo graves consecuencias en la capacidad auditiva de su oído derecho cuando solo tenía 9 meses.
Otros curiosos vicios y manías son por ejemplo que la actriz Scarlett Johansson fuma desde los 15 años y desde entonces, ha tenido problemas para dejarlo, mientras que Winona Ryder no puede vivir sin su cubertería y sale a comer con ellos, por lo que acompañarla es toda una aventura en los restaurantes.
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