Sólo el 50% de los pacientes logra sobrevivir a los tres años de haber recibido el diagnóstico. Las claves para detectarla a tiempo.
Pulmones débiles que hacen difícil respirar. Y necesidad permanente de oxígeno extra, son las principales características de la fibrosis pulmonar idiopática (FPI), una enfermedad del grupo de las denominadas “enfermedades intersticiales pulmonares”, que dificulta la respiración y disminuye la cantidad de oxígeno que se transporta a los principales órganos del cuerpo.
De esta manera, la capacidad respiratoria va descendiendo con el tiempo hasta tornarse fatal: el 50% de los pacientes muere dentro de los tres años posteriores a haber recibido el diagnóstico. Aunque existen más de 150 causas de enfermedades intersticiales, continúan siendo enfermedades de baja prevalencia en la práctica clínica habitual. En algunos casos, como en la FPI, la causa aún permanece sin ser identificada (idiopático hace referencia a que se desconoce su origen).
“Si bien la FPI es una enfermedad caracterizada por una cicatrización anormal del tejido pulmonar, se han identificado ciertos factores de riesgo como el tabaquismo, la exposición a partículas tóxicas y ciertas mutaciones genéticas ya que existen formas familiares de esta enfermedad que es crónica y progresiva”, explicó a Infobae la doctora Gabriela C. Tabaj (MN 107.176), Médica neumonóloga y coordinadora del Consultorio de Enfermedades Intersticiales del Hospital del Tórax Dr. Antonio A. Cetrángolo.
Segú la experta, para efectuar un diagnóstico correcto es clave una tomografía computada de tórax de alta resolución (TCAR), herramienta que permite discriminar el compromiso intersticial.
Según los hallazgos de la TCAR, en conjunto con los médicos especialistas en diagnóstico por imágenes, se pueden determinar diferentes ‘patrones’ o ‘patentes’ tomográficas.
El patrón más importante para diferenciar es el de neumonía intersticial usual (NIU), ya que es el patrón que se asocia con la FPI. En una minoría de casos la tomografía no es concluyente y se debe realizar una biopsia de pulmón.
“En todos los casos se debe descartar un origen exposicional (inhalación de partículas tóxicas) y enfermedades autoinmunes. Además, es fundamental contar con pruebas como la espirometría y capacidad de difusión del monóxido de carbono para objetivar el grado de compromiso de la función pulmonar.
En estas enfermedades, y particularmente en el caso de la FPI, resulta clave el diagnóstico temprano, ya que la mayoría evolucionan de manera progresiva con declinación de la función pulmonar.
Cuanto antes se realice el diagnóstico, antes se puede iniciar un tratamiento específico”, agregó Tabaj, que es Jefa de Sala de Docencia e Investigación del mismo hospital.
Tratamiento
“En los últimos años hemos sido testigos del surgimiento de nuevos fármacos para el tratamiento específico de la FPI como el nintedanib y la pirfenidona. Ambos demostraron ser capaces de enlentecer la progresión de la enfermedad y se encuentran disponibles en la Argentina.
Es clave el abordaje interdisciplinario en conjunto con nutricionistas, psicólogos y kinesiólogos en centros de referencia”, precisó Tabaj y recordó que en todos los casos, es crucial evitar la exposición al humo del tabaco y la vacunación antigripal (anualmente) y anti neumocócica; así como la realización de actividad física regular o rehabilitación respiratoria para un abordaje global de la enfermedad.
En algunos casos específicos es necesaria la indicación de oxigenoterapia suplementaria.
Puntos clave para el tratamiento y la detección a tiempo
- Se debe sospechar FPI en todo adulto con disnea progresiva sin otra causa aparente
- La FPI predomina en varones, mayores de 60 años, fumador o ex fumador
- La presencia de sonidos de tipo “velcro” a la auscultación pulmonar es clave en el diagnóstico precoz
- La tomografía computada de alta resolución del tórax es una herramienta diagnóstica de primera línea
- El abordaje del paciente con FPI es interdisciplinario
- En la actualidad existen tratamientos específicos para la FPI capaces de enlentecer la progresión de la enfermedad.
¿Qué son las EPID?
Las enfermedades pulmonares intersticiales (EPID) son entidades raras y su diagnóstico requiere un alto índice de sospecha. Representan un grupo heterogéneo de patologías que suelen dividirse en cuatro grupos (aquellas de causa conocida, las neumonías intersticiales idiopáticas, las granulomatosas y las entidades “únicas”).
De todos modos, se están diagnosticando cada vez más y uno de los motivos podría ser el avenimiento de estudios de imágenes cada vez de mejor definición, así como la búsqueda sistemática en personas de riesgo (por ejemplo, en pacientes fumadores o que padecen alguna enfermedad del tejido conectivo).
Estas enfermedades comparten ciertas características como los síntomas (en general falta de aire y tos), elementos en los estudios de imágenes como radiografía y tomografía de tórax, así como hallazgos en las pruebas de función pulmonar.
La principal alteración en estas entidades va a estar localizada en el “intersticio pulmonar” que es el sitio donde se produce el intercambio gaseoso (ingresa el oxígeno y se libera el dióxido de carbono del torrente sanguíneo).
Más de 100 afecciones diferentes se agrupan bajo el término enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID). El diagnóstico se basa principalmente en una combinación de criterios clínicos, radiológicos y patológicos, que deben ser evaluados por un equipo multidisciplinario de especialistas.
Múltiples factores, como exposiciones ambientales y ocupacionales, infecciones, drogas, radiación y predisposición genética, han estado implicados en la patogénesis de estas condiciones.
La asbestosis y otras neumoconiosis, la neumonitis por hipersensibilidad, y las EPID relacionadas con el tabaquismo están específicamente relacionadas con la exposición por inhalación de agentes ambientales.
Diagnósticos con retraso
Existe un retraso en el diagnóstico de hasta 1 a 2 años de algunas entidades como por ejemplo la FPI. Al ser una enfermedad progresiva, el diagnóstico temprano es muy importante y el retraso en el diagnóstico suele tener implicancias negativas en el manejo clínico.
Como se mencionó previamente, las EPID son un grupo heterogéneo de más de 150 entidades. Son patologías que requieren un abordaje sistematizado, con consultas médicas largas, con un minucioso examen clínico y estudios complementarios.
Una de las nuevas herramientas para ayudar al diagnóstico rápido es EPIDIA, una app diseñada para ayudar al médico que se enfrenta con estos pacientes y facilitarles el camino complejo que requiere el diagnóstico de las EPID.
De manera intuitiva, permite ir realizando un paso a paso en las preguntas claves para interrogar a estos pacientes y los estudios complementarios que deben realizarse, de manera ordenada y sistemática.
Además, cuenta con otras secciones que permiten al médico tratante consultar sobre el abordaje terapéutico y seguimiento de estas patologías. Si bien, no reemplaza a la consulta médica, está pensada como una herramienta de ayuda y de fácil acceso.
EPIDIA también cuenta con una sección llamada “biblioteca” en donde se puede encontrar información actualizada y procesada en español sobre los artículos destacados en EPID.
La misma fue desarrollada por las neumonólogas Gabriela Tabaj y Brenda Varela (con el apoyo del laboratorio Boehringer Ingelheim), con el propósito de asistir a la comunidad médica para mejorar el conocimiento y optimizar el manejo de las enfermedades pulmonares intersticiales difusas fibrosantes (FPI, ETC-ILD, NHc).
Avances contra la FPI
Un estudio preclínico dirigido por científicos de Cincinnati Children’s Hospital (Estados Unidos) encontró que, en los ratones, el fármaco barasertib revierte la activación de los fibroblastos que causan la peligrosa acumulación de tejido cicatrizante en los pulmones de las personas con FPI.
El descubrimiento, publicado el año pasado en la revista ‘EMBO Molecular Medicine’, sugiere que un tratamiento poderoso para una enfermedad mortal que actualmente no tiene otra cura que el trasplante de pulmón puede estar a pocos años de iniciar los ensayos clínicos en humanos. “Este estudio es el primero en identificar al barasertib como un candidato antifibrótico.
Eso es importante porque hasta ahora no hay tratamientos para la FPI que parezcan revertir el proceso subyacente que causa la enfermedad”, explica uno de los líderes del trabajo, Satish Madala.
Los científicos creen que una combinación de predisposición genética y factores ambientales desencadenan la FPI, pero las causas y mecanismos exactos siguen siendo desconocidos.
En la actualidad, hay dos medicamentos aprobados que pueden ayudar a retrasar la enfermedad: ‘Ofev’ (nintedanib) y ‘Esbriet’ (pirfenidona). Pero ambos pueden causar efectos secundarios graves. Los médicos también utilizan el suplemento de oxígeno y otros métodos de control de los síntomas para prolongar la supervivencia.
Sin embargo, en última instancia, las personas con FPI han necesitado un trasplante de pulmón, pero el suministro de órganos de donantes es limitado. En este nuevo estudio, los autores revelan que un gen llamado aurora quinasa B (AURKB) se expresa en altos niveles dentro de las células del tejido de cicatrización del pulmón (también conocido como fibroblastos).
Esta expresión genética parece estar impulsada por múltiples factores de crecimiento y un factor de transcripción llamado tumor de Wilms 1, según el estudio.
El equipo utilizó varias tecnologías para buscar entre cientos de posibilidades para encontrar esta conexión genética, incluyendo datos de expresión génica de pacientes con FPI, firmas de transcripción de células aprobadas y en investigación tratadas con fármacos, y una herramienta de software desarrollada en Cincinnati Children’s llamada ‘ToppFun’.
Una vez que el equipo identificó la participación de barasertib, un conocido inhibidor de AURKB, exploraron la relevancia terapéutica, la mecánica subyacente y las vías de objetivo relacionadas con la fibrosis pulmonar.
Fuente: Infobae
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