A principios de octubre fue la serie más vista en 90 países y su éxito está dando al mundo la idea de que la nación asiática cuenta con una sociedad compleja.
Pero aparte de ser una historia con mucho suspense, con concursantes que tienen problemas económicos que participan en juegos de vida o muerte a cambio de dinero, la serie se ha ganado aplausos por su descripción de las dificultades reales que afectan a los habitantes de Corea del Sur.
La serie sigue los pasos de Parasite, la célebre película que muestra el contraste en las vidas de dos familias en Seúl.
En 2020, fue la primera producción en un idioma diferente al inglés en ganar el Oscar a la mejor película.
Parasite también se llevó otros cinco premios Oscar, incluido el de mejor director.
Es posible que muchos espectadores extranjeros no hayan estado al tanto de los problemas sociales de Corea del Sur, pero con «El juego del calamar» esto estaría cambiando.
Estos son algunos de los temas clave que se destacan en la serie.
Advertencia: este artículo revela algunos detalles de la trama de la serie.
1. Misoginia
Corea del Sur ocupa un modesto puesto 102 en la lista de países con mayor igualdad de género, según la edición de 2021 de la Brecha de Género Global del Foro Económico Mundial.
«El juego del calamar» refleja esta característica cultural a través de discusiones sobre la idoneidad de las mujeres en tareas asignadas a los concursantes.
Cho Sang-woo, el banquero de inversiones, más de una vez intenta impedir que las mujeres participen en tareas grupales.
Pero el programa en sí recibió críticas por su interpretación de los roles de las mujeres.
Específicamente, se generó una polémica en torno al personaje Mi-nyeo, quien se involucra en relaciones sexuales con el gánster Deok-su para ingresar a su equipo.
El escritor y director de «El juego del calamar», Hwang Dong-hyuk, rechazó las acusaciones de misoginia hechas en las redes sociales.
En una entrevista con el diario coreano Hankook Ilbo, refutó esa sugerencia y dijo que imaginó a los personajes reaccionando «cuando se encuentran en la peor situación».
2. La difícil realidad de los desertores del norte
«El juego del calamar» también analiza el problema de los desertores norcoreanos.
En la serie, la concursante Sae-byok (interpretada por Jung Ho-yeon) se une al grupo con la esperanza de ganar dinero para reunir a su familia, que se separó mientras huía del régimen represivo del país vecino.
Antes de la pandemia, más de 1.000 norcoreanos buscaban refugio en Corea del Sur cada año.
Si bien Seúl cuenta con una serie de planes y beneficios de adaptación, los desertores pueden sufrir malos tratos, discriminación y sospecha por parte de los surcoreanos.
«El juego del calamar» muestra algunos aspectos de este problema, que incluye un detalle sobre el lenguaje. Como muchos otros desertores en la vida real, Sae-byok oculta su acento original norcoreano y habla en el dialecto estándar de Seúl.
Solo vuelve a su acento original en una escena cuando habla con su hermano menor que está en un orfanato.
3. Pobreza
Cualquiera levantaría una ceja si el tema en discusión es la pobreza en Corea del Sur.
El país asiático aparece en el puesto 23 en el ranking del Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, por delante de Francia, Italia y España, por ejemplo.
Pero el personaje principal de la serie, Gi-hun, fue despedido por la compañía ficticia Dragon Motors, tiene dos negocios que no funcionaron, vive con su madre enferma y no puede darse el lujo de comprarle a su hija un regalo de cumpleaños decente.
Él personifica al trabajador fracasado que no puede salir de la pobreza.
En el Índice de Gini, que mide la distribución de la riqueza nacional, Corea del Sur obtiene mejores resultados que algunos países nórdicos e incluso Estados Unidos.
Entonces, ¿por qué la pobreza es un tema en la serie?
Bueno, podría ser porque la desigualdad está en aumento en el país asiático. El 20% de los que más ganan en Corea del Sur tiene un patrimonio neto 166 veces mayor que el del 20% más pobre.
Cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que casi el 17% de los más de 51 millones de habitantes de Corea del Sur vivían en la pobreza antes de la pandemia de la covid-19.
Las viviendas pueden ser pequeñas en forma de cubículos llamados Goshitels y Goshiwon, algunos de apenas 2 metros de ancho. Varias generaciones de una familia pueden vivir juntas en estos apartamentos.
Pero incluso aquellos con mayores recursos económicos tienen problemas: la deuda de los hogares en Corea del Sur ahora vale más que el Producto Interno Bruto (PIB) del país, el nivel más alto de toda Asia.
4. Explotación de migrantes
Uno de los personajes más entrañables de «El juego del calamar» es Ali, un migrante paquistaní que trabaja en una fábrica y que se une a los concursantes después de que su jefe surcoreano le retuviera su salario durante meses, lo que le obliga a abandonar a su esposa y su bebé.
Los paquistaníes no son el grupo de inmigrantes más grandes de Corea del Sur, pero la historia de fondo de Ali destaca una rutina de trabajo duro y de explotación que algunos trabajadores extranjeros pueden experimentar en el país.
Si bien Corea del Sur cuenta con leyes de protección laboral aprobadas en las últimas dos décadas, las condiciones aún pueden ser nefastas para los trabajadores migrantes, según grupos de derechos humanos.
5. Amiguismo corporativo y político
Uno de los personajes principales de la serie es Cho Sang-woo, un banquero de inversiones que se une al juego después de ser acusado de malversar fondos de la empresa para la que trabajaba.
En los últimos años, Corea del Sur se ha visto sacudida por escándalos que involucran a su élite empresarial y política, incluida una investigación de corrupción que en 2016 derrocó a su primera presidenta, Park Geun-hye.
6. Una relación complicada con China
«El juego del calamar» hace una única referencia a China, que es el principal aliado de Corea del Norte: la madre de Sae-byok es detenida mientras intentaba llegar a Corea del Sur a través de China continental.
Fuera de la pantalla, la serie se convirtió en otro ejemplo de las tensiones entre Seúl y Pekín. Los medios chinos informaron que los uniformes verdes usados por los concursantes del juego son similares a los trajes en la película china de 2019 «Teacher, Like».
Eso dio lugar a encendidas discusiones en las redes sociales, pero hizo poco para afectar el éxito de «El juego del calamar» en el país.
A pesar de que Netflix está bloqueado en China y no hay distribución oficial, el programa está disponible a través de servicios de transmisión ilegal.
Recibió la crítica de casi 300.000 personas en Douban, la plataforma de reseñas de libros y películas más grande de China, con una respetable puntuación de 7,6 sobre 10.
Irónicamente, sitios de comercio electrónico también ofrecen productos relacionados con «El juego del calamar», incluidos los trajes verdes. En Shanghái, incluso hay tiendas que vendendalgona, un dulce coreano que aparece en un episodio.
Los concursantes tienen que tallar formas en relieve en trozos de caramelo quebradizo, hecho con bicarbonato de sodio y azúcar.
También hay un «desafío de dulces dalgona» que se extiende a través de videos en TikTok, donde los fanáticos recrean el placer mortal del programa.
«El juego del calamar» puede haber creado una imagen negativa sobre un alimento tan inocuo, pero la popularidad de la serie destaca lo que parece ser una creciente fascinación mundial por la cultura coreana.
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