Los y las privadas de libertad pronto podrán recibir a sus parejas fijas para disfrutar del derecho a visitas conyugales durante dos horas cada dos semanas, siempre y cuando estén vacunadas contra la COVID-19, al menos con las dos primeras dosis, y se hayan realizado una analítica para descartar cualquier infección de transmisión sexual (ITS).
Las autoridades del Sistema Penitenciario avanzan en los preparativos de la reapertura controlada de las visitas conyugales, que se inició con un levantamiento en el que cada interno ha inscrito a su pareja formal y continúa con la indicación de los análisis, lo cual se suma a la presentación de la tarjeta de vacunación.
“Es una preparación de actualización de datos que nos ha tomado tiempo, pues hay personas que han cambiado de pareja en el transcurso de este tiempo y con ellos hemos tenido que cumplir el protocolo de visitas desde cero”, explicó la doctora Gauris Sisa, encargada nacional de Salud Física del Modelo de Gestión Penitenciaria.
“El sistema es el principal interesado en ofrecer la posibilidad de los encuentros conyugales, pues aun cuando no tengan contacto sexual, el relacionamiento con sus parejas y el intercambio de afectos en intimidad contribuyen a bajar las tensiones acumuladas por el distanciamiento y por lo tanto mejorará el estado de ánimo de la persona privada de libertad”, dijo Roberto Hernández, que tiene a su cargo la Dirección General de Prisiones.
En ese mismo orden, Hilda Patricia Lagombra, que coordina la Oficina Nacional del Modelo de Gestión Penitenciaria, anunció: “Hemos seguido al pie de la letra las directrices del Ministerio de Salud Pública, que es el organismo que vigila el comportamiento de la pandemia, y la próxima semana será anunciada la fecha en que las personas privadas de libertad recibirán a sus parejas en los espacios de conyugales”.
En cada espacio para visitas conyugales las parejas encontrarán un kit de higiene que incluye preservativo, jabón y papel de baño.
El contacto entre las personas privadas de libertad y el mundo exterior se cortó en marzo de 2020 y la reapertura de las visitas se ha restablecido de manera gradual y por etapas desde abril de 2021, con suspensiones debido al surgimiento de casos de COVID-19, que durante estos 17 meses ha afectado a unos 1,800 internos en distintos recintos del país y 22 de ellos no superaron la enfermedad.
Las autoridades de Salud y del Sistema Penitenciario han realizado su mayor esfuerzo en preservar la salud colectiva y han contado con el apoyo de los propios privados de libertad, que se sumaron a la concientización de sus familiares en el momento de cortar el contacto y en el respeto a las medidas preventivas después de la reapertura.
El Sistema Penitenciario reabrió la entrada a los centros bajo estrictas medidas de bioseguridad en abril de 2021, en una primera etapa con el acceso de los abogados a sus representados, en una segunda con la entrada de los familiares adultos y en una tercera con los hijos menores de edad, en todos los casos sin contacto físicico.
A partir de ahora, luego de la citada evaluación establecida por el Ministerio de Salud Pública, se dará paso a las visitas conyugales que requieren de contacto físico y cercanía.
En la actualidad, hay 45 casos activos de COVID-19, de los cuales en los centros administrados por la Dirección General de Prisiones se registran 30, que se encuentran en el centro de aislamiento de Batey Bienvenido, en Manoguayabo, y uno en el Centro para Adultos de Boca Chica. En el Modelo de Gestión Penitenciaria hay 15 casos en el recinto de Rafey Hombres, en Santiago, asintomáticos e igualmente aislados.
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