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Uso del celular en el embarazo: Mitos y verdades


No existe evidencia científica sobre contraindicaciones en el uso del móvil en el embarazo, sin embargo, hay algunas consideraciones que debes tener en cuenta. Conoce cuáles. ? y por qué ?
Uso del móvil en el embarazo: mitos y verdades

Más de 5000 millones de personas emplean dispositivos móviles con fines de comunicación, información, trabajo o entretenimiento. Y el uso del móvil en el embarazo no podía escapar de estas aprensiones. El crecimiento es exponencial y las preguntas sobre el riesgo de exposición a esta tecnología abarca distintos ámbitos y sujetos.

Con toda razón, pues los experimentos en animales han arrojado datos que despiertan las alarmas. Las crías de ratones expuestos a los teléfonos móviles presentan alteraciones en la conducta.

Sin embargo, no hay evidencia confirmada en humanos y las investigaciones están a la orden del día. Las recomendaciones generales del uso del móvil en el embarazo llaman a emplear estos dispositivos con prudencia y a no desatender las voces que educan y alertan.

¿A qué nos exponemos en el embarazo al usar los teléfonos móviles?

Los teléfonos celulares, como otros objetos domésticos o de uso frecuente, emiten ondas electromagnéticas. No las vemos, pero estamos rodeados y atravesados por energía transmitida desde diferentes lugares y objetos.

No nos exponemos a radiación igual cuando nos hacemos una placa de rayos X que cuando miramos de cerca el pollo que cocinamos en un microondas o cuando usamos un móvil. Pero poco o mucho, lo decisivo es que las ondas están presentes con efectos no determinados en el cuerpo humano.

Tampoco lo están en el feto, en el bebé o el niño en crecimiento. Esto, en lo que respecta a las ondas.

Otros peligros se han debatido, como la exposición innecesaria al teléfono. Por ejemplo, que pasemos la noche con él debajo de la almohada o que el timbre tenga un volumen demasiado fuerte.

Teléfonos móviles.
La presencia constante de los teléfonos móviles en la vida diaria parece ineludible.

Las ondas electromagnéticas: omnipresentes

Las ondas electromagnéticas son invisibles y hacen posible las comunicaciones por radio, televisión y teléfonos móviles. En un mundo como el que vivimos, interconectado, estas radiaciones son como el aire que respiramos.

Y lo mismo que el aire o el agua no apta para el consumo, las radiaciones pueden exceder el límite de lo permitido para dejar de ser inocuas. ¿Cuál es ese límite? Cuando las ondas actúan sobre las células y los tejidos.

Tipos de ondas: ionizantes y no ionizantes

Se debe precisar que existen ondas ionizantes y no ionizantes, diferenciadas por la frecuencia y la cantidad de energía que transmiten. Las ionizantes son capaces de desprender electrones de los átomos y, por tanto, causar daños irreversibles en los tejidos.

Las no ionizantes emiten baja energía, pero podrían también causar efectos sobre las personas. Están, por ejemplo, las radiaciones ultravioleta (UV), que pueden afectar la piel. Y las radiaciones de tipo visible, como los láseres.

Síntomas relacionados con la exposición a radiaciones electromagnéticas

Al respecto, se ha documentado la enfermedad de las radiofrecuencias, un conjunto difuso de síntomas que estarían relacionados con la exposición a radiaciones electromagnéticas. Tales síntomas dan cuenta de trastornos que se pueden asociar a diversas causas. Hablamos de fatiga, irritabilidad, cefalea, náuseas y anorexia.

De hecho, las emisiones electromagnéticas de alta intensidad podrían provocar daños a la salud a corto plazo. Y en el caso de la mujer embarazada, cuando el feto está en el proceso de formación celular, es más que necesario atender las recomendaciones mínimas.

Precaución, pero no alarma

Diversas informaciones apuntan a que en el hogar, las emisiones electromagnéticas están muy por debajo del umbral en que podrían causar daño. Y los efectos de los distintos aparatos electrodomésticos disminuyen con la distancia. Fuera de zonas con radares y antenas, el límite aceptable estará muy por debajo de lo permitido, aunque no exista un límite fijo y exacto.

En experimentos con animales hay frecuencias e intensidades que provocan reacciones en el comportamiento. Pero al parecer, estas cantidades están muy por encima de la exposición a la que se someten los humanos en condiciones normales.

De manera tajante, el Instituto Nacional del Cáncer afirma que el único cambio biológico comprobado del móvil en el cuerpo es el calentamiento. Y de manera específica, en la zona que entra en contacto con el aparato.

Numerosos estudios analizan la posibilidad de gliomas producto de la continua exposición al móvil, pero la tecnología digital, al contrario de la análoga, tiende a separar cada vez más el aparato de la cabeza o el oído. De nuevo, el Instituto Nacional del Cáncer afirma que el mayor riesgo de usar móviles está en las distracciones al conducir y los accidentes de tránsito.

Recomendaciones sobre el uso del móvil en el embarazo

El teléfono móvil emite radiaciones no ionizantes a través de sus antenas, de modo que las partes del cuerpo más expuestas absorberán esta energía. Por tal sentido, se precisa evitar que el móvil entre en contacto con la piel, más allá de las manos que lo sujetan. Los altavoces y los sistemas manos libres contribuirán a alejar la fuente de calor.

Restringir el uso del móvil en el embarazo a horas del día y, en especial, no llevarlo a la cama para preceder al sueño, resulta ideal. El descanso se vería afectado por la continua interacción de luz y sonido. Los múltiples impulsos de color y ritmo sobreestimulan y no predisponen al sueño, sino a la fatiga.

Móvil al dormir en una embarazada.
No se recomienda el uso del móvil al acostarse, se esté o no embarazada. La luz y la sobreestimulación no favorecen el descanso.

Muchas investigaciones, pero pocos datos concluyentes

Las tecnologías de la comunicación forman parte de la más profunda transformación de la vida humana en el planeta. Así que una discusión sobre los efectos del uso del móvil en las mujeres embarazadas concitará comentarios de muy distinta índole.

Los grupos en observación, los experimentos con animales, las estadísticas y los casos no dan para conclusiones. El mercado de las telecomunicaciones presiona y propende a cambios de manera vertiginosa.

Ahora bien, independientemente de las radiaciones y sus efectos biológicos, hay un órgano que está más expuesto que todos: el cerebro. Los efectos neurológicos, en la memoria, el aprendizaje y la función cognitiva en general son puntos insoslayables en la población más vulnerable (niños, jóvenes, madres y bebés).

Por: Joana Mercedes

Fuente:mejorconsalud.as.com

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