El principal sindicato de enfermeros de Gran Bretaña advirtió que el cansancio y el aumento en los casos de coronavirus entre los miembros del personal los está llevando al límite, lo que añade presión sobre el gobierno para que imponga nuevas restricciones para reducir las cifras récords de infecciones impulsadas por la ómicron.
La advertencia pone de manifiesto la desagradable decisión que el primer ministro británico Boris Johnson enfrenta: arruinar los planes navideños de millones de personas por segundo año seguido, o enfrentar una posible avalancha de casos de coronavirus y nuevas interrupciones.
Las primeras pruebas indican que la ómicron también podría provocar una enfermedad menos grave, aunque los científicos informaron que aún es demasiado pronto para saber. Tampoco se sabe si la nueva mutación es capaz de evadir la protección que ofrecen las vacunas actuales contra el COVID-19. Aunque provoque síntomas leves, la variante nueva aún podría abrumar los sistemas de salud por el número de infecciones.
Los casos confirmados de coronavirus en Gran Bretaña han aumentado en un 50% en una semana, al tiempo que la ómicron supera a la delta como la variante dominante.
Patricia Marquis, directora en Inglaterra del sindicato Royal College of Nursing, dijo que la situación en las próximas semanas se ve “muy sombría”, mientras un creciente número de ausencias a causa de enfermedad y los aislamientos afectan a los hospitales, que ya estaban batallando para resolver una acumulación de procedimientos pospuestos y atender las habituales enfermedades invernales junto con los casos de coronavirus.
“En muchos lugares ya están bajo una inmensa cantidad de estrés y presión, por lo que se están empezando a contagiar de COVID, pero también hay un cansancio mental y físico”, comentó a la cadena BBC. “Así que el personal ve hacia delante pensando: `Oh Dios mío, ¿qué viene?”’.
La Asociación Médica Británica ha alertado que cerca de 50.000 médicos, enfermeros y otros miembros del personal del Servicio Nacional de Salud en Inglaterra podrían estar enfermos de COVID-19 para Navidad, a menos de que se implementen más restricciones.
Sin embargo, muchos dirigentes políticos están reacios a imponer medidas duras que ya han implementado anteriormente para luchar contra la pandemia, a menudo porque le prometieron a la gente que las vacunas ofrecerían una alternativa a esas restricciones y porque podría ser políticamente insostenible volverlas a imponer.
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