Desde que pidió Ojalá que llueva café en el campo, cada vez que inicia una gira en el país, llueve. El sábado 5 no pudo comenzar la gira,
Este sábado 12, por mucho que lo aseguró Suriel de que no iba a llover ni sábado ni domingo llovió el sábado en la mañana algo, y en la noche, no dejó de caer.
Juan Luis Guerra denominó su gira "Entre mar y palmeras" (faltó lluvia). Música hubo buena. Música decente. Música para bailar y para escuchar. Música para recordarnos que aún nos quedan algunos pocos bolsones de buen gusto en esta 'incivilización' a la que nos vamos acostumbrando a regañadientes.
Hay que destacar la calidad no solo de la música, sino del diseño de imágenes que secunda la gira y el diseño de luces. Eso que vimos esta noche, lo verán miles de personas. Y notarán que sobresalen los animados en 3D, y la vocación cinematográfica de las puestas en escena de algunos momentos, como cuando cantó "Ojalá que llueva café" en una balada lentísima, como de elegía; o cuando interpretó "El costo de la vida", una canción que cumple 30 años y tiene más vigencia que nunca.
Juan Luis supo administrar energías cuando cedió a Kico, Roger y Yanina, el tiempo para que interpretaran "Tú", una canción de aquel disco de 1987 Mientras más lo pienso, tú. Luego Kico cantó junto a Yanina "A pedir mi mano". Roger presentó la orquesta, los percusionistas hicieron su número de malabares, Hasta que regresó Juan Luis.
A lo largo del concierto se interpretaron algunos midley que dieron cabida a temas memorables, sean bachatas o sones, o merengues.
Se celebró el amor, y Juan Luis al final agradeció a quienes habían venido de otros países a escucharle y verle. El público ovacionó todo el tiempo, y bailó, y cantó. Y uno se va del concierto -después del final real con La bilirrubina-, convencido de que tiene que regresar a la realidad de la música urbana y la mediocridad. ¡Santo sea Dios!
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