“Entre los receptores de la cuarta dosis de la vacuna, se observó una reducción del 78% en la tasa de mortalidad por COVID-19, en comparación con el grupo que no fue vacunado” con el refuerzo, constató la investigación de Clalit, principal proveedor de salud entre las cuatro mutuas israelíes encargadas de la vacunación.
El estudio, de tipo preliminar, fue realizado por el Departamento de Medicina Comunitaria de Clalit junto con dos centros académicos israelíes.
Se hizo entre enero y febrero pasados -con la variante ómicron ya como dominante- y examina las tasas de mortalidad entre la población que recibió la cuarta vacuna (o segunda dosis de refuerzo) y aquellos que solo recibieron una tercera inyección.
Ante la expansión de la contagiosa cepa ómicron, Israel comenzó a vacunar con la cuarta dosis a mayores de 60 años a inicios de enero, y hoy hay más de 747.000 personas a las que se aplicó este refuerzo. A estas alturas, la morbilidad en el país es relativamente baja, pero hay preocupación entre autoridades sanitarias porque durante las últimas semanas ha ido ligeramente en aumento.
Israel, con una población de unos 9,4 millones de habitantes, fue dejando atrás a mediados de febrero la ola de contagios por ómicron, y apostó por la vacunación para hacer frente a ello.
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