La reina Isabel II da pasos significativos en la recuperación de la enfermedad a casi diez días después del anuncio de su contagio de covid-19, y para respiro de sus súbditos.
Los 95 años de la soberana —que el próximo abril serán 96— provocaron un cierto miedo de que la dolencia pudiera complicarse. Sin embargo, los medios británicos apuntan a todo lo contrario: la monarca no solo está estable, sino que mejora con rapidez.
Isabel II está pasando el coronavirus en Windsor, a una hora de Londres, pero ya se desplaza a zonas cercanas. De hecho, el domingo acudió a la cercana Frogmore, que está dentro de los terrenos del castillo, a apenas un kilómetro y medio.
Así lo asegura el diario The Daily Mail, que afirma que la soberana acudió a esa casa para reunirse con dos de sus nietos y algunos de sus bisnietos.
Al parecer, la reina pasó la tarde del domingo con Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton y con los tres hijos de la pareja, Jorge, Carlota y Luis, de ocho, seis y tres años.
Además, en la reunión también estuvieron presentes Beatriz de York, hija mayor del príncipe Andrés y de Sarah Ferguson, y su hija, Sienna, nacida hace poco más de cinco meses, la 12ª bisnieta y la más pequeña de la reina.
Según el rotativo, era la primera vez que se reunía con miembros de su familia después de dar positivo en covid-19.
Frogmore es la casa de 10 habitaciones que hace un par de años restauraron Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, pero donde apenas vivieron.
Por tanto, la pareja decidió cedérsela, completamente acondicionada, a Eugenia de York, hija menor de Andrés y Sarah Ferguson, que al parecer no estuvo presente en la reunión familiar.
Poco a poco, la agenda de la reina empieza a llenarse, aunque sea de forma virtual. Este martes y por primera vez desde su contagio ha tenido dos citas virtuales.
En sendas videoconferencias, la soberana ha atendido al diplomático andorrano Carles Jordana Madero, que le ha presentado sus credenciales como embajador del principado de Andorra en el Reino Unido, y también a Kedella Younous Hamidi, embajador de la República del Chad.
La casa real ha querido compartir en sus redes sociales imágenes de ambas audiencias, en las que se ve a la soberana a través de una pantalla, vestida de color verde y adornada con un collar de perlas.
Había otro gran evento programado en el que la monarca tenía previsto participar, pero que ha sido, por el momento, pospuesto, y no por motivos de salud.
El miércoles 2 de marzo Isabel y otros miembros de la familia real iban a dar una gran recepción para más de 500 personas, en su mayoría miembros del cuerpo diplomático, en el castillo de Windsor, pero por recomendación del ministerio de Asuntos Exteriores británico y con motivo de la invasión rusa de Ucrania ha decidido suspenderla.
Cuando el pasado domingo 20 de febrero la soberana británica dio positivo en coronavirus, se anunció desde Buckingham que tenía “síntomas leves” de tipo catarral y que, por tanto, mantendría “tareas ligeras”.
Sin embargo, a lo largo de la semana el palacio anunció que la reina suspendía sus actividades a causa de la enfermedad, algo que causó inquietud en el Reino Unido.
Esos días, el virus parecía estar alrededor de Isabel II. El 10 de febrero la casa real anunció que el príncipe Carlos, heredero al trono británico, se había contagiado por segunda vez de covid.
Tenía las tres dosis de la vacuna y, por tanto, los síntomas fueron leves. Entonces se supo que el día anterior había acudido a una fiesta con centenares de invitados y donde se le vio sin mascarilla con, entre otros, su esposa, Camila, que dio positivo apenas cuatro días después.
Además, también se conoció que Carlos había estado con su madre un par de días antes. Finalmente la reina dio positivo unos 10 días después que su hijo.
Fuente: EL PAÍS
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