Para la medicina, la sepsis es el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica ante una infección grave, caracterizada por una lesión del endotelio vascular. Esta respuesta surge frente a la presencia de los microbios que producen el daño endotelial.
La temperatura elevada o la hipotermia, los cambios en la frecuencia respiratoria, las erupciones y los escalofríos caracterizan la sepsis. Esta reacción desencadena eventos inflamatorios no controlados en el organismo que pueden llevar a la muerte.
La sepsis grave aparece cuando la afección normal es acompañada por la alteración de la función de uno o más órganos. El shock séptico, por otra parte, es un estado anormal grave del organismo, con hipotensión durante un periodo de tiempo de más de dos horas. En este estado, el suministro de oxígeno y la presión arterial disminuyen, por lo que se requiere del suministro de drogas vasoactivas.
La sepsis neonatal, por último, es una infección que pueden sufrir los bebés que tienen menos de 90 días. Se trata de la causa de mortalidad infantil más frecuente en los países de desarrollo y los varones son más propensos a padecerla que las niñas. Puede distinguirse entre la sepsis neonatal de aparición temprana (que surge en la primera semana de vida) y la sepsis neonatal de aparición tardía (que ocurre entre los siete y los noventa días de vida).
En los casos más graves de sepsis, se puede dar un fallo orgánico múltiple; como son muchos los organismos que pueden generar esta afección, cuando un médico cree que se encuentra frente a un caso de sepsis suele administrar a sus pacientes un antibiótico de amplio espectro, mientras aguarda los resultados de un cultivo de sangre, que tiene como objetivo detectar el organismo en particular que está causando los problemas, para así ser capaz de recetar el medicamento más efectivo. Cabe mencionar que este proceso puede durar unos cuantos días.
Diagnóstico y tratamiento con bazo artifical
Basados en los más recientes avances en la nanotecnología y los microfluidos, un grupo de científicos ha desarrollado un dispositivo capaz de extraer velozmente patógenos de la sangre de quienes padecen de sepsis. Es importante subrayar que esta enfermedad pone la vida de las personas en peligro, dado que facilita la propagación de infecciones a través del torrente sanguíneo.
El invento hace las veces de un bazo artificial, que retira eficazmente los microorganismos y las toxinas a través de nanocuentas magnéticas que se inyectan y filtran la sangre, para luego ser recogidas por el dispositivo, dejando el organismo limpio de gérmenes. Cabe mencionar que durante este proceso, la sangre se extrae y se vuelve a introducir en el cuerpo.
Una de las intenciones de los desarrolladores de esta revolucionaria herramienta es usarla para identificar el microorganismo causante de esta afección; si lo logran, darán a la medicina la posibilidad de encontrar tratamientos antibióticos más efectivos y en menos tiempo que el necesario si continúan valiéndose de los diagnósticos tradicionales.
No debe dejar de mencionarse el lado negativo de este experimento: la explotación animal. Lamentablemente, este esfuerzo por desarrollar más recursos contra las enfermedades humanas se apoya en las pruebas con animales; más específicamente, con ratas. ¿Cuánto vale su vida? Seguramente los investigadores tengan una respuesta de tipo numérico para eso; sin embargo, nadie pondría precio a la subsistencia de un niño de dos meses cuyo cuerpo se encuentra en estado de putrefacción.
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