En la primera palabra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, el monseñor José Amable Durán Tineo condenó enfáticamente el aborto y aseguró que en la actualidad "el señor sigue siendo vendido, humillado , traicionado, escarnecido, golpeado y crucificado en los millones de no nacidos porque han sido cruel y vilmente asesinados en el vientre de sus propias madres".
Durán Tineo también criticó la ambición de las personas que asumen como suyas las pertenencias del Estado y los calificó como depredadores del erario y evasores de impuestos para tener grandes fortunas.
Mientras que en la segunda palabra: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”, el Monseñor Faustino Burgo Brisman llamó a la unión y la acogida hacia los trabajadores informales, siendo estos los más afectados y rechazados en distintos sectores.
"No olvidemos que fácilmente podemos caer en aplicar la filosofía del descarte el egoísmo y rechazo, que ha contribuido a situar al margen el mercado laboral, a quienes trabajan en el sector informal, a obreros y jóvenes recién salidos de las universidades".
Añadió que los mismos no pueden solos y necesitan el clamor de todos para tener oportunidades dignas.
"Son los trabajadores lo más vulnerables, ya sean estos racionales o no son ellos quienes realizan el trabajo de las tres dimensiones, peligroso sucio y degradante, en particular muchos de estos trabajadores vulnerables con su familia siguen siendo rechazados, se hace urgente y necesario encontrar salidas dignas que se esconden tras las oportunidades necesarias, no nos hagamos sordos e indiferentes a este clamor, para que ellos puedan escuchar estas divinas palabras", dijo.
En la tercera palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”, el arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Francisco Osoria de la Cruz habló del amor que deben tener los padres con los hijos. Teniendo como ejemplo a María y la virgen de la Altagracia.
En tanto que la cuarta palabra: “Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”, monseñor Cecilio Raúl Berzosa Martínez, habló sobre el grito del dolor encarnado en las personas abandonadas.
“Con humildad y respeto confieso que he palpado muchas soledades y abandono en los hermanos dominicanos de hoy. Niños haitianos y dominicanos en barrios como Café de Herrera, niños de las calles e infantes con condiciones especiales no suficientemente atendidos ni siquiera por sus padres”, explicó Berzosa.
En la quinta palabra: “Tengo sed”, el monseñor Ramón Benito Ángeles advirtió a la población sobre el uso excesivo de las drogas, medicamentos recetados, música estruendosa así como el baile descontrolado para encontrar la felicidad.
“Nuestro país vive momentos amargos donde muchos desean escapar de la realidad, por eso tantas personas abusan del alcohol, de las drogas ilegales y de los medicamentos recetados. Están buscando medicina que cure el alma y la están buscando en lugares equivocados. Buscan en la música estruendosa, en el baile descontrolado y en el vacilón la felicidad, que no encuentran en sus vidas diarias", expresó Benito Ángeles.
Mientras que en la sexta palabra: “Todo está cumplido”, el monseñor Jorge Rodríguez aconsejó aprender a ser humildes, dóciles y pacientes y no envidiar a aquellos que parecen felices y tener todo de manera fácil.
“Cuán bueno y fructuoso es ser humilde, dócil, paciente, cargar con la cruz de esta vida y de ninguna manera envidiar a aquellos que parecen estar alegres en este mundo, dijo Rodríguez.
En la séptima palabra: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, el sacerdote Domingo Legua condenó la burocracia de las instituciones públicas debido al tiempo que pierden los usuarios en búsqueda de los servicios que se ofrecen.
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