Eliminados de la cesta de la compra los elementos más volátiles (alimentos frescos y energía), la inflación subyacente aumentó seis décimas respecto a mayo y se situó en el 5,5 %, la tasa más elevada desde agosto de 1993.
La subida de la inflación se vio algo amortiguada por la bajada de impuestos en la electricidad; subió en junio un 33,4 % y sin esa bajada el incremento habría sido del 52,7 %.
Inicialmente, el Gobierno bajó el IVA hace un año del 21 al 10 % y el pasado mes aprobó otra bajada del 10 al 5 %, para tratar de contener la inflación.
El transporte fue el grupo que más empujó la inflación en junio, con un aumento de los precios del 19,2 %, más de cuatro puntos por encima de mayo, debido al mayor encarecimiento de los carburantes y lubricantes.
Le siguieron de cerca los alimentos y bebidas no alcohólicas, con un alza del 12,9 %, casi dos puntos superior a la del mes anterior y la más alta desde que comenzó la serie histórica en 1994.
En este grupo, lo que más subió fue las frutas, legumbres, hortalizas, carne, pan, cereales, leche, queso y huevos, alimentos básicos en la cesta de la compra.
La vivienda también aumentó sus precios el 19 %, un punto y medio más, por el mayor encarecimiento de los combustibles para calefacción y de la electricidad; mientras que los hoteles, cafés y restaurantes los elevaron el 7,2 %, nueve décimas más y también la tasa más alta de la serie histórica, que comenzó en 1994.
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