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La secretaria de Balaguer: “Él no tenía vista, pero tenía visión”




Han pasado justamente 20 años desde el fallecimiento del expresidente de la República, Joaquín Balaguer y el legado del líder político aún sigue latente en los corazones de quienes lo conocieron más íntimamente, una de ellos es quien fuera su secretaria por más de una década.

Rosa Domínguez tenía 19 años cuando empezó a trabajar en la Secretaría Administrativa de la Presidencia y se unió al grupo que laboraba en el Palacio Nacional en el año 1987, cuando corría el cuarto período de gobierno del fenecido jefe de Estado.

Dos años después de trabajar en esta dependencia, la joven se postuló con éxito para el cargo de asistente ejecutiva del longevo mandatario.

“Recuerdo que en mi primer día como su secretaria me preguntó mi nombre completo, que si era buena en ortografía y taquigrafía, y muy seriamente me preguntó si yo estaba dispuesta a asumir el compromiso, ahí mismo me dijo con firmeza que ese era un trabajo sin descanso y sin horario, pero yo a todo respondí que sí”, recordó Domínguez.

A partir de ese momento, la joven empezó a hacerse cargo del “día a día” del presidente.  “Era un fajador, era muy estricto con todas sus cosas, siempre tenía el afán de que las cosas se resolvieran, pero siempre trató a todo mundo con respeto”, dijo.

Han pasado justamente 20 años desde el fallecimiento del expresidente de la República, Joaquín Balaguer y el legado del líder político aún sigue latente en los corazones de quienes lo conocieron más íntimamente, una de ellos es quien fuera su secretaria por más de una década.

Rosa Domínguez tenía 19 años cuando empezó a trabajar en la Secretaría Administrativa de la Presidencia y se unió al grupo que laboraba en el Palacio Nacional en el año 1987, cuando corría el cuarto período de gobierno del fenecido jefe de Estado.

Dos años después de trabajar en esta dependencia, la joven se postuló con éxito para el cargo de asistente ejecutiva del longevo mandatario.

“Recuerdo que en mi primer día como su secretaria me preguntó mi nombre completo, que si era buena en ortografía y taquigrafía, y muy seriamente me preguntó si yo estaba dispuesta a asumir el compromiso, ahí mismo me dijo con firmeza que ese era un trabajo sin descanso y sin horario, pero yo a todo respondí que sí”, recordó Domínguez.

A partir de ese momento, la joven empezó a hacerse cargo del “día a día” del presidente.  “Era un fajador, era muy estricto con todas sus cosas, siempre tenía el afán de que las cosas se resolvieran, pero siempre trató a todo mundo con respeto”, dijo.

El político y el humano

Tanto en vida como hasta después de su muerte, se han tejido un sinfín de conjeturas alrededor de fenecido líder reformista. Una de ellas va ligada intrínsecamente a la rivalidad que sostenía el ex mandatario con sus principales adversarios políticos: Juan Bosch y José Francisco Peña Gó-mez.

“Balaguer era amigo de todos los políticos, podía tener adversarios políticos, pero al mismo tiem-po eran amigos”, aseveró Domínguez, quien desmintió que en algún momento haya existido una enemistad real entre estos líderes de masa, como tanto se ha especulado a lo largo de los años.

Sensible

De hecho, recordó que el día del fallecimiento de Peña Gómez, se encontraba trabajando con Balaguer en su despacho y que, tras enterarse del deceso, el exmandatario le dijo “dejémoslo has-ta ahí porque ha muerto un amigo, seguimos después porque yo estoy de luto”. Según manifestó, sus palabras le impresionaron en ese momento.

Relató que el lado humano del exjefe de Estado es algo que muy pocos dominicanos llegaron a constatar, al tiempo que sostuvo Balaguer era un hombre preocupado por su entorno que se incli-nó mucho hacia la gente de escasos recursos y hacia las madres solteras.

De acuerdo a su testimonio, gracias a su posición de secretaria del expresidente, fue testigo de muchos casos de ayuda social en los que Balaguer colaboró para su resolución.


Fuente: listindiario

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