Se espera que las múltiples facetas de la guerra de Ucrania dominen la reunión anual, que se convoca mientras muchos países enfrentan una creciente desigualdad, una crisis climática, la amenaza de hambrunas y una ola de desinformación e incitación al odio por internet, todo por encima de una pandemia de coronavirus que está a la mitad de su tercer año.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que las divisiones estratégicas, con Occidente de un lado y Rusia y China del otro, están “paralizando la respuesta global a los dramáticos desafíos que enfrentamos”.
Guterres destacó no solo la devastación en Ucrania por casi siete meses de lucha, sino también el impacto de la guerra en la economía global.
“La Asamblea General se reúne en un momento de gran peligro”, dijo el jefe de la ONU la semana pasada.
Por primera vez en tres años, los líderes pronunciarán sus discursos en persona en el amplio salón de la Asamblea General. No habrá más discursos pregrabados debido al COVID-19 o reuniones híbridas, con excepción del presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.
La muerte de la reina Isabel II de Gran Bretaña y su funeral en Londres el lunes, al que muchos líderes mundiales planean asistir, han creado dolores de cabeza de última hora para la reunión de alto nivel. Los diplomáticos y el personal de la ONU se esfuerzan por lidiar con los cambios en los planes de viaje, el calendario de algunos eventos y el complicado calendario de discursos de los líderes mundiales desde el punto de vista logístico.
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