Joseph habló del magnicidio de Moïse en una entrevista con EFE en Madrid, primera parada de una gira que le llevará también por Francia y Canadá, donde expondrá la "situación extremadamente difícil" de su país y las intenciones de su nuevo partido Committed to Development (Comprometidos por el desarrollo) para ayudar en la crisis haitiana.
Jovenel Moïse, presidente de Haití de 2017 a 2021, fue asesinado a tiros en su domicilio por un comando de 28 supuestos mercenarios extranjeros, colombianos en su mayoría, en un ataque donde también hirieron a su esposa, Martine Moïse, quien sobrevivió al atentado.
Más de 40 personas están detenidas por el magnicidio, mientras que la investigación sobre el caso está en un punto muerto a más de un año del crimen.
El supuesto autor intelectual del asesinato es, según las autoridades locales, Christian Emmanuel Sanon, un médico que residía en Florida (EEUU) hasta su apresamiento cuatro días después del asesinato de Moïse.
"Con el primer ministro actual no hay investigación, él la socava porque es uno de los principales sospechosos, está haciendo todo lo que puede para evitarla", asegura en la entrevista Joseph, quien fue ministro de Relaciones Exteriores del país y posteriormente primer ministro con el presidente Moïse.
Joseph matiza que tras el asesinato, cuando él asumió la presidencia de manera interina, fue cuando se llevó a cabo una investigación en la que "se supo cuanta gente participó en la conspiración y se dieron los arrestos" de varios de los atacantes.
"Desde entonces, desde que él (Henry) tomó el poder hasta ahora, nada se mueve, porque es el mayor obstáculo para la investigación", señala.
Joseph explica su teoría del magnicidio y apunta a que el presidente estaba "luchando contra un sistema corrupto" formado por "oligarcas que se llevan millones cada mes por servicios que no dan".
"Hay oligarcas en diferentes sectores, en el financiero, en el de la electricidad, la energía, el gas... todos los sectores están bajo su control, el presidente había decidido luchar para cortar algunos de esos contratos y ellos decidieron matarle", asegura.
Dentro de ese grupo de personas, que describe como "una minúscula parte del país de menos del 10% de la población que posee el 85% de la riqueza", Joseph denuncia que hay también "políticos corruptos".
El exprimer ministro haitaino afirma que Moïse sabía que podían matarle -"lo decía una y otra vez"- y explica que él también sintió miedo tras el magnicido: "pensaba que iba a ser el siguiente".
Ahora, un año después del atentado, Joseph planea seguir el legado del líder asesinado y "cambiar el país" para "mejorar la vida de la mayoría".
Inmerso desde hace años en una crisis sociopolítica y económica, el país más pobre de Latinoamérica vio agravarse aún más su situación tras el magnicidio de Moïse.
A ello se suma la batalla que libran las bandas armadas en Puerto Príncipe, la capital, y sus alrededores, que ha causado ya la muerte de al menos 300 personas y la huida de la zona capitalina de unas 3.000.
Joseph es prudente pero claro al hablar del papel que Naciones Unidas ha jugado en su país hasta la fecha: "yo no lo veo, tienen una misión en Haití, pero no están haciendo mucho, es todo lo que puedo decir".
Sobre si la corrupción que marca el devenir de Haití ha llegado a la ayuda internacional, se limita a decir que "los oligarcas" de la isla "son muy poderosos" y "tienen ramificaciones en todo el mundo".
Pese a todo Joseph solicita ayuda internacional para, entre otras cuestiones, "entrenar y equipar" a las fuerzas armadas haitianas, que no tiene la capacidad de enfrentar la violencia extrema que sufre el país.
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