El incidente no ha dejado víctimas que lamentar pero sí ha desatado una operación de emergencia en la localidad de East Palestine, donde residen unos 5.000 habitantes, según ha informado el alcalde de la ciudad, Trent Conaway, en rueda de prensa recogida por CNN.
La población, que en principio ha recibido una orden inicial para refugiarse, no corre peligro por las llamas sino por los gases tóxicos expulsados por el incendio, aunque la Agencia Federal para la Protección del Medio Ambiente está vigilando la calidad del aire para constatar que no es necesario elevar el nivel de alarma.
A ello hay que añadir que todas las viviendas en un radio de un kilómetro del lugar del descarrilamiento han recibido orden inmediata de evacuación.
Más de 50 dotaciones de bomberos, según el alcalde, todavía siguen intentando controlar las llamas, visibles desde kilómetros de distancia, según ha hecho saber el alcalde en declaraciones realizadas este sábado a ABC News.
Los bomberos también están intentando determinar el alcance de la deflagración dado que el tren transportaba una amplia variedad de "sustancias peligrosas" pero el calor está impidiendo a los servicios de emergencia evaluar con exactitud los daños.
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