Para solucionar el conflicto, Carrasco propuso que se le permita a Haití conectar el canal al dique dominicano de La Vigía. Explicó que esa conexión sería totalmente factible desde el punto de vista topográfico, ya que solo implicaría un empalme de apenas un kilómetro.
Aclaró que el canal en Haití está muy mal hecho, porque empezaron a construirlo de atrás para alante, o sea, desde la cola hasta la cabeza para tratar de conectarlo al río. También aclaró que ese canal se trata de una derivación y no de un desvío del afluente, porque las desviaciones se producen donde terminan el río, lo que no sucede en este caso.
Por cierto, advirtió que lo del Masacre es solo uno de los grandes retos en cuanto a los recursos hídricos binacionales, resaltando que el próximo reto será la cuenca del Artibonito, la más grande de la isla, con 9 mil kilómetros cuadrados, de los cuales, seis mil están en Haití y el resto en Dominicana
Por ello, planteó la construcción entre ambos países de la presa de las «Dos Bocas«, que daría agua a Haití y a San Juan, que es la provincia más pobre de agua en el país. También propuso la edificación de la presa Don Miguel, en la confluencia de los ríos Capotillo y Masacre, «para regular las aguas».
Observó que así como Dominicana ha construido canales como el Juan Carlos y otros, los haitianos tienen el mismo derecho de usar el agua de los ríos compartidos.
Destacó que hay un acuífero subterráneo y binacional que va desde Barahona a Puerto Príncipe, que bien pudiera ser aprovechado por ambos países.
«Es un contrasentido, desde el punto de vista de Haití provocar una manera agresiva, impropia, desordenada y anárquica, un problema que no es necesario. República Dominicana está haciendo lo que tiene que hacer, tú no puedes como país dejarte gobernar por un país que no tiene Gobierno, el presidente de la República ha hecho lo que tiene que hacer, desde mi óptima, no técnica, como dominicano», aseguró.
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