Citando fuentes como el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Oppenheimer señala una combinación de factores locales y externos detrás de esta situación: “Una de las razones de las bajas expectativas para América Latina es la desaceleración económica de China”, y agrega, “hay otros factores de fondo que frenan el crecimiento latinoamericano, como el populismo crónico de la región y la falta de afán para atraer inversiones”.
En una perspectiva más detallada, el análisis de Oppenheimer señala que el crecimiento de la economía latinoamericana será del 2,3% en el año 2024, un marcado contraste con el 5,6% del sur de Asia o el 4,5% de Asia Pacífico, según cifras del Banco Mundial.
Comparativamente, según la CEPAL, la situación es aún más preocupante, pronosticando un crecimiento de apenas un 1,9% para la región, inferior al 2,2% registrado el año pasado. El secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, resume la perspectiva económica en dos palabras: “Ligeramente peor”.
Oppenheimer, reconocido por su trayectoria como periodista y analista político, dirige una mirada crítica hacia las posturas económicas de líderes de la región, sobre todo los de tendencia populista, quienes, según su punto de vista, “se han dedicado a ahuyentar a los inversionistas”.
Asimismo, critica la ausencia de líderes de los países latinoamericanos, como los de México y Brasil, en eventos internacionales clave como la cumbre del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, eventos que él considera “oportunidades de oro para atraer a los inversionistas”.
Menciona que “México podría haber aprovechado el foro de Davos” para atraer empresas preocupadas por las tensiones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, la oportunidad fue perdida, ya que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no asistió ni envió representación de su gabinete.
Estos factores de autocomplacencia y falta de acción estratégica son resaltados por Andrés Oppenheimer como contribuyentes al clima de estancamiento económico: “no hay que sorprenderse por los sombríos pronósticos para América Latina. Parte del problema es autoinfligido, y pocos países están haciendo algo para remediarlo”.
Fuente: Infobae
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