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Secretario General de la OEA: Reafirma compromiso de ayudar a Haití y recuerda la tragedia marcó al país en 2010



El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro recordó la terrible tragedia del fuerte terremoto que azotó al pueblo haitiano en el año 2010.

Almagro indicó que el terremoto de magnitud 7,0 en escala Ritcher que ocurrió el 12 de enero del 2010 a las 4:53 de la tarde, golpeó las bases de la sociedad haitiana, causando un daño implacable y un dolor inconmensurable.

«Esta tragedia de proporciones histórica ocurrió en un país que ha sufrido una gran cantidad de agitación y se ha visto afectado negativamente por desastres naturales en los últimos años», manifestó el diplomático.

El Secretario General de la OEA manifestó su apoyo y condolencias hacia el pueblo de Haití e indicó que dentro de toda aquella catástrofe surgió una fraternidad que unió a los países para ofrecer ayuda solidaria al pueblo haitiano.

«Catorce años después seguimos unidos solidarios hacia Haití, estamos abordando esta tarea no solo en su dimensión material, sino también social la de construcción y un Estado que garantice el bienestar general de toda la población y puedan lograr la paz indefectible y  la estabilidad política y social»

La OEA aseguró que ha renovado el compromiso con la nación haitiana en ayudar al país caribeño a lograr la estabilidad para que puedan construir un futuro mejor para sus ciudadanos.

El terremoto de Haití

El 12 de enero de 2010 la capital de Haití, quedó bajo los escombros.

En pocos segundos, un movimiento sísmico de 7 grados en la escala de Richter dejó el 65% de las construcciones en la zona metropolitana de Puerto Príncipe-Pétionville totalmente colapsadas o con un alto grado de destrucción.

Según el USGS, el sismo tuvo una magnitud Mw  = 7,0 y se generó a una profundidad de 10 km.

Más de 200.000 personas perdieron la vida y más de dos millones quedaron en la calle. El centro de comando de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (Minustah) también colapsó, dejando sin cabeza a la fuerza de militares de múltiples banderas que operaba en el país.

Pero el desastre en Haití no fue el movimiento sísmico. El verdadero problema no fue una falla que se movió lateralmente y que con toda certeza lo seguirá haciendo en los próximos meses y años.

La catástrofe fueron los dos millones de personas que deambulan por las plazas y calles y que viven en espacios precarios superpoblados, con escasos medios de protección contra la intemperie.

El desastre en Haití en una población mayoritariamente pobre que hoy todavía  se encuentra en las peores condiciones de inseguridad, condiciones que antes del sismo caracterizaban sobre todo las zonas de exclusión más violenta de los asentamientos precarios de Carrefour Feuilles, Bel Air o Cité Soleil, entre otros.

Para ese entonces  miles de personas que luchaban diariamente por alejarse de esa realidad de espanto se encontraban en la calle  en un estado de  la marginalización extrema, la insalubridad y la intemperie; la desesperanza llegaron a la puertas de miles de haitianos que todavía no han podido recuperarse.

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