En un comunicado emitido por el Ministerio de Exteriores al celebrarse hoy en Jamaica una reunión sobre la crisis de Haití convocada por la Comunidad del Caribe (Caricom), las autoridades dominicanas afirman que el proceso de transición debería incluir a las voces más significativas y representativas del pueblo haitiano que se distingan por su integridad ética y moral.
Sobre todo, añaden, “debe evitar cualquier curso de acción que contravenga o impida la implementación de resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad” de la ONU.
“Es necesario que la comunidad internacional apoye la conformación de un nuevo gobierno que represente la voluntad haitiana y que sea respaldado por el gobierno saliente para asegurar su legitimidad”, agrega el documento, enviado a la Caricom antes de la reunión.
Para el Ejecutivo dominicano, es importante garantizar que cualquier proceso de transición en Haití se adhiera al respeto a los derechos humanos, la voluntad popular y el restablecimiento de un marco básico de institucionalidad.
República Dominicana reafirma su compromiso de continuar colaborando activamente, dentro de sus posibilidades, en beneficio de la estabilidad, la paz y la seguridad del pueblo haitiano, para lo que cree imprescindible el despliegue de la misión multinacional.
“Dada nuestra historia y vecindad de isla compartida, el Gobierno dominicano desea reiterar que no puede ni debe involucrarse en decisiones internas que pertenecen exclusivamente al pueblo haitiano”, afirma.
El documento califica de “crisis sin precedentes” la situación que vive Haití, “exacerbada” por la falta de institucionalidad, la violencia y la tardanza de una respuesta internacional.
“El pueblo haitiano no puede esperar un día más. Desde hace más de tres años el Gobierno dominicano ha llamado reiteradamente la atención de la comunidad internacional sobre la crisis multidimensional en Haití, destacando que el deterioro de la seguridad había alcanzado niveles alarmantes”, precisa.
Desde hace diez días, la violencia se ha incrementado en Haití a mano de las poderosas bandas armadas que controlan gran parte de Puerto Príncipe y otras zonas del país y que en estas jornadas han atacado instituciones, empresas públicas y privadas o cárceles, lo que ha permitido la huida de al menos 3.000 presos, entre ellos miembros y cabecillas de esas pandillas.
El viernes pasado trataron de tomar el Palacio Nacional, pero fueron repelidas por las fuerzas de seguridad, y también fracasaron en sus intentos de incendiar el Ministerio del Interior.
Las bandas exigen la salida del poder del primer ministro haitiano, Ariel Henry, que se encuentra en Puerto Rico después de estar varios días en paradero desconocido y sobre quien aumentan las presiones tanto dentro como fuera de Haití para que favorezca una transición que ayude a frenar la aguda crisis y la extrema violencia en el país.
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