El programa infantil destaca por su singularidad, por sus personajes excéntricos y por los valores positivos que transmite.
Sin lugar a duda, el denominado «Mickey Mouse del siglo XXI» es una de las caricaturas más importantes en la historia de la industria del entretenimiento.
Un cuarto de siglo después, el programa de las divertidas aventuras submarinas de Bob Esponja es el más visto de la televisión infantil..
El programa infantil destaca por su singularidad, por sus personajes excéntricos y por los valores positivos que transmite.
Los disparatados capítulos incluyen desde situaciones totalmente absurdas hasta experiencias complicadas, pero siempre con diálogos divertidos y cómicos.
La acción transcurre en la ciudad submarina Fondo de Bikini, ubicada en el Océano Pacífico, aunque carece de la lógica marina, ya que los personajes no nadan, sino que caminan e incluso se puede hacer fuego en el agua.
El protagonista de la historia es Bob, una esponja amarilla de pantalones cuadrados, pestañas largas y paletas prominentes, que habita en una piña debajo del mar con su mascota, el caracol Gary, y trabaja como cocinero en el restaurante Krusty Krab.
Tiene la particularidad de combinar la diversión del niño con la libertad y responsabilidades del adulto, y destaca por su personalidad, una mezcla de inocencia, lealtad y bondad, que irradia sobredosis de alegría y un contagioso optimismo.
El mejor amigo de Bob es el entrañable y holgazán Patricio, una estrella de mar rosada y con sobrepeso, y su vecino es el amargado Calamardo, un pulpo ermitaño que toca el clarinete.
Además, los acompañan extraordinarios personajes como Don Cangrejo, el huraño propietario del restaurante donde trabaja la esponja amarilla, el villano verde y diminuto Plankton y Arenita Mejilla, una ardilla oriunda de Texas.
La serie fue creada por el caricaturista y biólogo marino Stephen Hillenburg, que falleció en 2018 a los 57 años.
Seguidor del oceanógrafo Jacques Cousteau, con anterioridad a la serie había realizado un cómic educativo, «The Intertidal Zone» (1989), donde enseñaba las características de las especies marinas al público infantil.
El acierto del productor y guionista fue desplegar cierta libertad visual y narrativa para hipnotizar al espectador a través de la pantalla.
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