El desierto más grande del planeta cada año se desprende de arena que emprende un largo viaje a través del Océano Atlántico para acabar en territorios de otros continentes. El polvo del Sahara se mueve junto con las tormentas y ciclones del norte de África y viaja más de 11 mil kilómetros por el aire hacia Europa y América.
El Analista Meteorológico, Jean Suriel, explica que en las últimas semanas, varios fragmentos de partículas han pasado por el Mar Caribe sin llegar a República Dominicana: pero actualmente hay una extensa nube sahariana que se encuentra en el Atlántico central.
Este cuerpo está formado por minúsculas partículas de arena y es rico en minerales. Además, es considerado un aerosol, pues sus componentes sólidos son tan pequeños que muchas veces son indistinguibles a simple vista.
Los efectos del polvo del Sahara no solo se ven reflejados en los ecosistemas, sino que también tiene efectos negativos sobre la salud humana, dado que afecta de manera considerable la calidad del aire
Suriel indica que estas partículas son conocidas por incrementar las alergias respiratorias, oculares y de la piel debido a que están cargadas de hierro, sal, sílice y de materias orgánicas como virus, hongos, bacterias y ácaros.
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