Con camisa de manga larga, que había que tener valor para llevarla en una noche andaluza de verano puro, gafas de sol y ocho bailarinas arropándole saltaba Maluma al escenario de la Plaza de España sevillana, pidiendo a “mi gente de Sevilla” que le acompañasen en un concierto con una veintena de los éxitos de un cantante que iba para futbolista pero que supo enmendar a tiempo sus inquietudes.
Enfrentarse a un concierto de un referente musical en todo el mundo que lleva poco más de diez años en lo más alto es toda una experiencia, incluso para él, con un show en el que no ha querido dejar nada a la improvisación, con música bien escogida y sin llegar a la estridencia que a veces tapa al cantante, con el sonido en playback justo (lógicamente no estaba Shakira allí para cantar allí esta noche con él).
Diez minutos de concierto y adiós manga larga. Las gafas de sol han desaparecido hace rato, y ‘Coco loco’ ya suena en tirantes. Moverse tanto él como las bailarinas al ritmo de las tres primeras canciones toda la noche es imposible, así que se toma un descanso instrumental de dos minutos y vuelven a salir, con ‘Haway’ en todo lo alto.
Una bandera colombiana y dos abrazos
Maluma canta para el público, y lo sabe. Su negocio pasa por vender discos y llenar recintos, pero lejos de la actitud de algunos colegas que tratan a quien les paga como cifras, él pasa por el escenario como si fuese uno más de los que han pagado la entrada.
Se asoma al escenario y ve una bandera de Colombia entre la gente, y el corazoncito tricolor de Juan Luis sale a la luz. Pide que se enciendan luces que alumbren esa bandera, y descubre una pancarta con un mensaje muy concreto: “10 años, siete conciertos, será hoy cuando las dos te abrazaremos”.
Lo que pasó a continuación queda en el recuerdo de las dos mujeres que portaban la pancarta, porque Maluma se bajó del escenario cámara en mano para abrazar a ambas, igual que a quienes estaban cerca de ellas, y todo ello visto en las enormes pantallas del concierto. Juan Luis sabe que para estar donde estaban esas mujeres habían tenido que estar horas bajo el sol sevillano haciendo cola, y Maluma no las podía defraudar.
Felices los cuatro, y el resto
El colombiano pide “una bulla que se sienta”, confiesa su amor: “Los quiero mucho, los amo, gracias por tanto amor, ustedes son lo mejor”, y asegura que “España será por siempre como mi segundo hogar”. Todo ello con sombrero negro bien colocado y haciendo que hasta los camareros bailasen ‘Felices los cuatro’.
“Mi nombre es Juan Luis Londoño, Papi, Juancho o Don Juan, como me quieran llamar, pero esta noche Sevilla me robó mi corazón”. Y punto.
Hasta el final, derroche de música y baile, de interacción con el público, de hacer eso que predicaba Jorge Valdano cuando entrenaba al CD Tenerife: “Este equipo devuelve el precio de la entrada cuando juega”. Inflación aparte, Maluma lo hace, y si hace falta se toma una copa con el público, brinda y antecede a su ‘Sobrio’ tomando un “chorrito”, como llaman en su país a disfrutar de un trago en buena compañía.
Un año icónico y muy colombiano
Maluma es el primero de los tres artistas colombianos que actuarán este año en el festival sevillano, gracias al acuerdo de colaboración que mantienen esta cita y la Cámara de Comercio de Sevilla, en una alianza que impulsa cada año el abrazo de la ciudad al territorio iberoamericano, recuperando ese espíritu con el que fue concebida la propia Plaza de España.
Este monumento celebrará su centenario en 2029, y el director del festival, Javier Esteban, ya sueña con cómo será lo que pasé allí en ese verano. El espíritu de apertura al nuevo mundo con el que fue concebido este impresionante lugar se intenta revivir en cada edición llevando hasta su escenario a los mejores artistas de todos los tiempos, géneros y estilos musicales, de cada uno de los países
Las siguientes citas musicales con sabor a Colombia serán las de Carlos Vives y Manuel Turizo, los días 10 y 14 de julio respectivamente. Hoy, Maluma conquistó Sevilla, devolviendo la jugada de Gonzalo Jiménez de Quesada cuando hizo lo propio con Colombia a mediados del siglo XVI. Bien hecho, Juan Luis.
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