Veamos ese contrapunteo permanente, la mayoría de uno y otro sexo a lo largo del tiempo en la población dominicana.
En 1920, se contabilizaron 446,384 hombres y 448,281 mujeres, para una ligera de diferencia de 1,897 féminas más que varones.
Quince años después, en 1935, cambió la proporción de sexos, al haber 750,704 hombres y 728,713 mujeres. Había 21,991 hombres más.
En 1950, eran 1,070,742 hombres y 1,065,130 féminas. La diferencia era de 5,612 a favor del sexo masculino, es decir, menos margen que quince años atrás.
Una década después, en 1960, 1,535,820 varones y 1,511,250 hembras: volvió a incrementarse el margen de diferencia entre sexos, al haber 24,570 más ellos que ellas.
En 1970, la cosa cambió: había 2,000,824 hombres y 2,008,634 mujeres. Bastó apenas una década para que hubiera 7,810 féminas más que ellos. Es decir que, en un decenio apenas, las mujeres crecieron en 32,380 más que los hombres.
En 1981, se contaron 2,793,884 ellos y 2,751,857 ellas, o sea, 42,027 más hombres que féminas. En once años apenas, ellos aumentaron 49,837 más que las mujeres.
Pero, en 1993, la cantidad de mujeres dio un salto estrepitoso y superó al número de hombres. Entonces ellas eran 3,742,593 y ellos, 3,550,797: una diferencia apreciable de 191,796 más que féminas que hombres.
En 2002 se mantuvo el predominio femenino: 4,297,325 mujeres, 4,265,216 hombres. Diferencia: 32,109.
En 2010, los hombres voltearon la hoja: 4,739,038, 4,706,243 mujeres. Diferencia masculina: 32,795.
Doce años después, en 2022, se contaron 5,445,962 mujeres y 5,328,021 hombres, para una diferencia a favor de ellas de 117,941.
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