La vacuna fue desarrollada por la Universidad de Ciencia y Tecnología Sirius y el Centro Nacional de Investigación en Epidemiología y Microbiología Gamaleya junto con los mayores centros oncológicos rusos. Guíntsburg aseveró que cada vacuna se creará individualmente para el paciente, ya que no hay dos tumores iguales.
Según el director del Centro Gamaleya, la vacuna se basará en una plataforma de ARNm y entrenará al sistema inmunitario del cuerpo humano para atacar a las células malignas. Gracias a la vacuna, en el organismo aparecerán células que reconocen proteínas extrañas, se adherirán al tumor y liberarán enzimas activas.
Algunas enzimas crearán agujeros en las células afectadas, mientras que otras penetrarán por ellos y destruirán las proteínas tumorales. Gracias a este mecanismo, no se inicia la inflamación y se destruye no solo el tumor, sino también las células que hacen metástasis, explicó Guíntsburg.
Actualmente, las pruebas se realizan en animales, pero en septiembre del año que viene se espera empezar a utilizar la vacuna en humanos. Guíntsburg señaló que el desarrollo de la vacuna comenzó a mediados de 2022 por especialistas del mismo equipo que creó la Sputnik VI, la vacuna rusa contra el covid-19.
«Dentro de 10-15 años, la humanidad también extenderá, consecuentemente, la posibilidad de vivir sin estas enfermedades», pronosticó Guíntsburg, añadiendo que, con el tiempo, el concepto que existe actualmente del cáncer como enfermedad cambiará.
Al mismo tiempo, Andréi Kaprin, oncólogo jefe del Ministerio de Sanidad ruso, declaró que cada dosis de la vacuna le costará al Estado unos 300.000 rublos (3.000 dólares), pero «debe ser gratuita» para los ciudadanos.
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