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Qué es el «pegging»? Descubre todo sobre esta práctica sexual

 
La elección del juguete sexual en pareja y un buen juego previo son algunas claves para disfrutar del «pegging» con confianza y placer. Rompe tabúes y explora nuevas dinámicas en la intimidad.

El mundo de la sexualidad está lleno de oportunidades para descubrir nuevas maneras de conectar, disfrutar y romper con la rutina en pareja. Una de las prácticas que ha despertado interés en los últimos años es el pegginguna forma de intercambio de roles donde la mujer usa un arnés con un dildo para penetrar por vía anal a su pareja masculina. Aunque para algunos puede sonar desconocido, es una experiencia que combina confianza, comunicación y placer compartido.

Según un estudio de 2020 de la cadena de juguetes sexuales Love Honey, el 10 % de las mujeres encuestadas ya lo habían probado con sus parejas y ese año las ventas de arneses con consoladores aumentaron un 200 %. Pero, ¿qué hace a esta práctica tan especial? Lejos de mitos o tabúes, es una invitación a experimentar desde el respeto y la confianza mutua.

En este artículo te contamos qué es, cómo practicarlo y todo lo que necesitas saber para que esta experiencia sea cómoda y satisfactoria. Si buscas añadir una chispa diferente a tu vida sexual, aquí encontrarás un punto de partida.

¿En qué consiste el pegging?

El término pegging fue acuñado en 2001 por el columnista sexual Dan Savage, para referirse a la práctica en la que un hombre es penetrado vía anal con un consolador, arnés o dildo, generalmente por una pareja que no tiene pene o que prefiere no usarlo en este caso. Sin embargo, para la educadora sexual Lisa Finn, el concepto ha evolucionado para ser más inclusivo. «La característica que define el pegging es que hay un arnés y sexo anal, no el sexo asignado a la pareja que lo practica», explica.

Esta práctica está relacionada con la estimulación de la próstata o «punto P», una de las zonas erógenas masculinas más placenteras. Su adecuada estimulación puede desencadenar orgasmos intensos y profundos, debido a la abundancia de terminaciones nerviosas que rodean la próstata.

También permite un intercambio de roles que lleva la experiencia sexual a un nivel más empático. Se trata de trasladar el encuentro íntimo a la perspectiva de la otra persona, prestando mayor atención a sus sensaciones, deseos y límites. Este enfoque no solo enriquece la conexión física, sino también la emocional.

Según una recopilación de testimonios de 14 mujeres, muchas afirmaron que esta práctica las hacía sentir más «poderosas», «sexys» y «empoderadas» con sus parejas. Esta combinación de estimulación física y psicológica resulta satisfactoria para ambas partes.

Es importante destacar que esta actividad sigue enfrentando ciertos tabúes en la sociedad, derivados de prejuicios y estereotipos. Practicarla no tiene que ver con orientación sexual, sino con el deseo de experimentar y descubrir nuevas formas de placer. De hecho, otro testimonio señala que, aunque las normas sociales puedan disuadir a los hombres de sumergirse en el pegging, no hay nada más viril que uno que se atreva a estimular otra parte de su cuerpo

Cómo practicarlo: una guía paso a paso

En el pegging, la oportunidad de llevar el control resulta muy excitante. Sin embargo, es fundamental practicarlo con cuidado, ya que, si se realiza de forma incorrecta, podría generar molestias, una infección o incluso una fisura anal. Por eso, la comunicación debe ser el pilar durante todo el proceso: desde la elección del juguete sexual hasta la profundidad y ritmo de la penetración. Aquí te mostramos cómo implementarlo de manera cómoda, segura y placentera.

1. Elijan juntos el juguete que van a usar

Una vez que tú y tu pareja han decidido explorar esta práctica, llega el momento de tomar una de las decisiones más importantes: elegir el juguete adecuado. Este paso es clave para garantizar comodidad en la experiencia.

Si es la primera vez, lo mejor es optar por un dildo pequeño, de no más de 12,5 centímetros de largo y con un grosor delgado. Esto permitirá una adaptación más cómoda y menos invasiva. Es importante acompañar esta elección con un arnés que sea fácil de ajustar y que ofrezca un buen soporte para asegurar el control de tus movimientos

Otro aspecto importante es verificar que el juguete tenga una base amplia o reborde. Este detalle evita que el objeto se introduzca más de lo deseado. Recuerda que no todos están diseñados para el juego anal, por lo que es imprescindible confirmar esta característica consultando las especificaciones del producto.

A medida que adquieran experiencia, podrán experimentar con consoladores de mayor tamaño, diferentes texturas o incluso diseños específicos que pueden ayudar a estimular la próstata. También es recomendable adquirir juguetes sexuales elaborados con silicona médica, ya que son más higiénicos y fáciles de esterilizar.

2. Inicien con un buen foreplay

Como cualquier práctica sexual, el pegging se disfruta más cuando se toma el tiempo necesario para la preparación y el juego previo. La excitación previa es clave, ya que ir directo al acto puede resultar incómodo o incluso doloroso. Así como para muchas mujeres la penetración sin estimulación puede ser molesta, el ano, al no generar lubricación de manera natural, necesita de una introducción suave y progresiva para adaptarse cómodamente.

Además, el foreplay no solo crea un ambiente de confianza, sino que también permite explorar nuevas sensaciones juntos, mientras el cuerpo se adapta de forma natural a lo que está por venir. Es un momento para conectar, comunicarse y asegurarse de que la experiencia sea placentera desde el inicio.

Empieza estimulando la zona anal con movimientos suaves y graduales. Por ejemplo, tu pareja puede tumbarse boca arriba con las rodillas dobladas, mientras tú te posicionas entre sus piernas. Inicia con caricias lentas en los glúteos y alrededor del ano para que ambos se familiaricen con el contacto. Usa tus dedos para realizar pequeños masajes circulares, siempre acompañados de abundante lubricante a base de agua desde el principio.

Cuando el ambiente esté relajado, eleva la intensidad con el dedo medio o incluso la lengua, para explorar nuevas sensaciones. Si ambos se sienten cómodos, también pueden experimentar con el rimming (o beso negro). Como alternativa, puedes incorporar un pequeño plug anal, ideal para relajar los músculos y preparar el terreno antes de usar un juguete más grande.

No olviden comunicarse durante todo el proceso. Preguntas simples como «¿Te sientes bien?» o «¿Quieres que continúe?» no solo aseguran una experiencia consensuada, sino que también refuerzan la conexión emocional y crean un ambiente de confianza donde ambos pueden disfrutar en plenitud.

3. Introduce el dildo con lentitud

Cuando llega el momento de la penetración, la clave está en la comunicación y la paciencia. Esta etapa involucra la parte física y emocional, por lo tanto, asegurarse de que ambos estén cómodos y relajados hará toda la diferencia. Antes de comenzar, pruébate el arnés y adapta las correas para que se sienta estable y cómodo en tu cuerpo,

Un buen ajuste te dará mayor control y evitará movimientos incómodos durante la práctica. Si puedes optar por un strap-on con vibrador, ¡mejor aún! Estos modelos ofrecen estimulación adicional tanto para ti como para tu pareja, lo que puede hacer la experiencia aún más excitante.

Inicia colocando un preservativo en el dildo para facilitar la limpieza y añadir una buena cantidad de lubricante. Luego, coloca la punta del dildo en el ángulo correcto y empieza con movimientos muy lentos. Introducirlo en pequeñas etapas ayuda a que los músculos se relajen y evita cualquier incomodidad. Mientras lo haces, mantén el contacto visual con tu pareja y presta atención a sus reacciones. Si notas tensión o incomodidad, ajusta el ritmo o haz una pausa.

Si tu pareja está nerviosa, deja que tome el control al inicio. Coloca tu mano en el dildo para ofrecer soporte mientras él marca el ritmo y se adapta a las sensaciones. Una vez que adquiera comodidad, puedes retomar el control y ajustar los movimientos para que todo fluya de manera más natural

Exploren otras formas de placer: muchas personas disfrutan masturbarse, mientras son penetradas; esta combinación puede ayudar a relajar la tensión y aumentar la excitación. Ofrécele esta opción si crees que podría hacerlo sentir más cómodo o elevar la experiencia.

4. Comúnicate siempre con tu pareja

La comunicación es el eje central de cualquier experiencia sexual y en el pegging cobra aún más relevancia. Este es un momento de vulnerabilidad para ambos y hablar abiertamente no solo asegura la comodidad, sino que también fortalece el vínculo entre ustedes.

No tengas miedo de hacer preguntas: «¿Es demasiado rápido?» o «¿Te sientes bien con este ritmo?». Al no tener pene anatómicamente, no puedes percibir de manera directa las sensaciones físicas, por lo que tu pareja debe ser tu guía. Escuchar sus comentarios sobre lo que le resulta más cómodo o placentero te permitirá ajustar tus movimientos y asegurarte de que ambos estén disfrutando al máximo.

Ten en cuenta que él está en una posición de apertura y vulnerabilidad, similar a la que tú experimentas en roles más tradicionales. Aprovecha esta dinámica para conectar de una manera más profunda. Las experiencias compartidas de novedad y exposición emocional no solo enriquecen el momento sexual, sino que también fortalecen la intimidad emocional.

Incluso si no te gustó hacer pegging a tu pareja, asegúrate de ser compasivo en tu comunicación.

5. Dedica un buen espacio al aftercare

De acuerdo con Caitlin V. Nealcoach de intimidad y relaciones, el cuidado posterior es una parte esencial de cualquier práctica sexual, sobre todo en experiencias nuevas o que implican roles diferentes, como el pegging. Este momento no solo ayuda a relajar el cuerpo después de la actividad, sino que también refuerza la conexión emocional entre ambos.

Después del acto, dediquen un tiempo a cuidarse. Abrácense, acaríciense y hablen sobre lo que disfrutaron. Preguntas como: «¿Qué fue lo que más te gustó?» o «¿Cómo te sentiste durante el proceso?» son una forma sencilla de fortalecer su vínculo. Compartir lo increíble que fue sentir esa conexión especial, cómo se tomaron el tiempo necesario y se trataron con dulzura, puede ser tan íntimo como el acto en sí.

Este es también un momento ideal para intercambiar ideas sobre lo que podrían probar en el futuro o ajustar para que la próxima vez sea aún más placentera. El aftercare no solo es una forma de cerrar la experiencia, sino de mostrarle a tu pareja que su bienestar, tanto físico como emocional, es importante para ti.

Un masaje relajante, ducharse juntos o quedarse abrazados mientras hablan puede convertirse en una experiencia inolvidable que refuerce su intimidad. Recuerda que estos pequeños gestos son los que construyen una relación basada en confianza, respeto y complicidad.

Posturas recomendadas

Elegir la postura adecuada es fundamental para garantizar una experiencia cómoda y agradable durante el pegging. Las posiciones no solo influyen en el nivel de comodidad y control, sino también en la conexión y disfrute de ambos. A continuación, exploraremos opciones diseñadas tanto para quienes están comenzando como para parejas más experimentadas, adaptadas para maximizar el placer y asegurar que ambos se sientan relajados y en sintonía.

1. Cucharita

Esta postura no solo brinda el placer del contacto piel con piel, sino que también fomenta un ambiente acogedor gracias a los abrazos y la cercanía. Mientras ambos se acurrucan, sus cuerpos liberan oxitocina, la llamada hormona del amor, fortaleciendo el vínculo emocional y ayudando al receptor a relajarse para disfrutar del pegging.

Perfecta para principiantes, la cucharita permite penetraciones suaves y controladas. Además, deja tus manos libres para explorar otras zonas erógenas, como el pecho, el abdomen o los muslos, intensificando las sensaciones. Es una combinación irresistible de placer físico y conexión emocional, ideal para quienes buscan un inicio relajado y lleno de ternura.

Cómo hacerla

Ambos deben recostarse de lado, con tu pareja frente a ti. Asegúrate de que sus caderas estén alineadas con las tuyas. Pasa tu brazo por encima para abrazarlo y acariciar su pecho o abdomen. Si ambos están cómodos, puedes estimularlo mientras introduces la punta del dildo, bien lubricado, con lentitud y suavidad. Él puede doblar ligeramente las rodillas hacia su pecho para facilitar el acceso y mejorar la experiencia. Usa tus caderas para un movimiento rítmico y fluido.

2. El vaquero

El vaquero es una postura donde tu pareja tiene el control total. Aquí, él decide el ritmo, la profundidad y la intensidad, haciendo que esta posición sea empoderadora y perfecta para explorar sus propios límites y preferencias. Además, le da la libertad de probar diferentes movimientos y ángulos hasta encontrar lo que más le gusta, mientras tú disfrutas de una vista privilegiada de sus expresiones, reacciones y confianza creciente.

Esta posición no solo es ideal para la penetración controlada, sino que también abre la puerta a momentos de gran conexión: contacto visual profundo, besos apasionados y charlas traviesas que elevan la experiencia.

Cómo hacerla

Siéntate o recuéstate con tu arnés bien ajustado. Haz que tu pareja se siente encima de ti, enfrentándote. Él puede apoyarse en tus hombros o usar tus muslos como soporte, mientras encuentra su ritmo ideal. A medida que se sienta más seguro, tú puedes acompañar sus movimientos con suaves empujes de cadera para mantener la sincronización y aumentar el placer. Asegúrate de estimularlo con caricias o palabras que lo hagan sentir cómodo y en control.

3. Vaquero al revés

Si buscas añadir un toque atrevido y excitante, el vaquero al revés es la postura perfecta. Este giro literal al clásico vaquero no solo cambia la dinámica, sino que también ofrece un ángulo completamente diferente para la penetración, permitiendo a tu pareja experimentar nuevas sensaciones. Aquí, él tiene el control total sobre las embestidas y la libertad de usar sus manos para estimularse mientras te monta.

Además, si están abiertos al juego de roles, esta postura puede incluir dinámicas de sumisión o tareas divertidas, donde él ceda el control y tú lo guíes, haciendo que la experiencia sea tanto física como emocionalmente estimulante.

Cómo hacerla

Recuéstate boca arriba con tu arnés colocado y ajustado. Tu pareja se sienta encima de ti, esta vez mirando hacia tus pies. Puede inclinarse hacia adelante para apoyarse en tus muslos o estabilizarse con sus manos, mientras controla el ritmo y la profundidad. Si lo deseas, usa tus manos para sostener sus caderas y darle mayor confianza o guiar con suavidad sus movimientos. Deja que explore diferentes ángulos para encontrar lo que más le gusta, y no olvides mantener la comunicación para ajustar la experiencia a su comodidad y placer.

4. El misionero

Esta posición fomenta la confianza y permite un contacto íntimo que ayuda al receptor a sentirse cómodo y relajado mientras exploran juntos. Es perfecta para una penetración lenta y controlada, ya que la cercanía permite al que lleva el arnés detectar cualquier signo de incomodidad en el rostro de su pareja y ajustar el ritmo o la profundidad según sea necesario.

Además, la pose del misionero ofrece un momento de conexión emocional. El receptor tiene la posibilidad de acariciar el torso, los brazos o el rostro de su pareja mientras disfruta del acto, haciendo que la experiencia sea no solo física, sino también profundamente íntima.

Cómo hacerla

El receptor se tumba sobre su espalda con las piernas abiertas, dobladas o apoyadas sobre los hombros de su pareja, según lo que le resulte más cómodo. La persona que lleva el arnés se coloca entre sus piernas y se apoya sobre sus rodillas y brazos para mantener la estabilidad. Introduce el dildo bien lubricado con lentitud, asegurándote de mantener el contacto visual y ajustando tus movimientos según las reacciones de tu pareja. Para mayor comodidad, coloca una almohada bajo las caderas del receptor para encontrar el ángulo ideal y facilitar la penetración.

5. El perrito

Es una de las posiciones más populares para el pegging y no es casualidad. Además de ser práctica, es ideal para principiantes porque elimina la presión del contacto visual directo, permitiendo que el receptor se concentre por completo en las sensaciones físicas. Al no sentirse observado, es más fácil para él relajarse y adaptarse al acto, en especial si está experimentando la penetración anal por primera vez.

El perrito también ofrece un acceso óptimo para quien lleva el arnés, permitiendo una penetración más profunda y un ritmo más dinámico. La posición es increíblemente versátil, ya que puedes combinar movimientos con caricias o incluso pequeños ajustes para explorar diferentes ángulos. Además, la vista completa del cuerpo inclinado de tu pareja añade un toque extra de excitación.

Cómo hacerla

Haz que tu pareja se coloque a cuatro patas, con las manos y rodillas bien apoyadas sobre una superficie firme. Si lo necesita, coloca una almohada bajo su pecho para mayor comodidad y estabilidad. Posiciónate detrás de él y lubrica con generosidad tu dildo y su entrada anal.

Comienza introduciéndolo con lentitud y ajusta el ritmo según sus reacciones. Para variar, inclínate hacia adelante y acaricia su espalda, toma sus caderas con firmeza o experimenta con pequeños empujes controlados. Mantén la comunicación para asegurarte de que ambos estén disfrutando del momento al máximo.

6. Postura de la «H» especial

La postura de la «H» especial es una variación dinámica y emocionante de la clásica cucharita, pero esta vez llevada a un plano más activo: de pie. Permite una penetración controlada, mientras ambos disfrutan de una experiencia diferente. Es ideal si deseas combinar el pegging con la estimulación manual del pene, potenciando las sensaciones de tu pareja y creando una experiencia más completa.

Cómo hacerla

Ambos están de pie, tú detrás de tu pareja. Él puede inclinarse ligeramente hacia adelante, apoyándose en una pared o en una superficie firme, mientras tú te posicionas justo detrás. Asegúrate de que el strap-on esté bien lubricado antes de comenzar. Introduce el dildo con lentitud, ajustando el ángulo según sus sensaciones.

Tus manos pueden explorar su cuerpo: una en sus caderas para guiar el movimiento y otra acariciando su pene o cualquier zona que lo estimule. Esta postura permite un equilibrio perfecto entre penetración y caricias, intensificando el placer.

7. Receptor sobre la mesa

Si buscas algo atrevido, esta postura es para ti. Convertir la mesa del comedor o cualquier superficie firme en el escenario de tu experiencia lleva el pegging a un nuevo nivel. Es perfecta para quienes desean explorar nuevas dinámicas, mientras disfrutan de una penetración cómoda y controlada.

Cuando el receptor se recuesta sobre una mesa, la altura y el ángulo facilitan un acceso óptimo, permitiendo movimientos fluidos y un control preciso. Además, esta postura tiene un toque empoderador para quien lleva el arnés, sobre todo si opta por unos tacones de aguja que no solo añaden centímetros donde los necesite, sino que también incrementan la sensualidad del momento.

Cómo hacerla

Haz que tu pareja se recueste o se siente en el borde de una mesa firme, con los pies colgando o apoyados en el suelo para mayor estabilidad. Posiciónate frente a él con el dildo e introduce la punta lentamente. No olvides ajustar el ángulo según sus sensaciones. Usa tus manos para sostener sus caderas o muslos, dándole un extra de apoyo y permitiéndote controlar los movimientos. Si él se siente cómodo, puede inclinarse ligeramente hacia atrás para intensificar el acceso.

8. Receptor boca arriba, piernas arriba

La posición de receptor boca arriba con las piernas elevadas, también conocida como «Happy baby» por su similitud con la postura de yoga, es ideal para una penetración anal directa y cómoda. No solo ofrece acceso abierto y control total del ángulo, sino que también permite que tu pareja disfrute de una experiencia placentera mientras se relaja por completo.

Además, el acto de sostener las piernas hacia arriba no solo intensifica las sensaciones, sino que también involucra los flexores de la cadera, añadiendo un toque físico y dinámico a la experiencia.

Cómo hacerla

Haz que tu pareja se recueste boca arriba, levantando las piernas hacia el techo. Puede sostenerlas con sus manos, apoyarlas en tus hombros o en el borde de una superficie cercana para mayor comodidad. Coloca una almohada debajo de sus caderas para levantar la pelvis y facilitar el acceso. Lubrica el juguete sexual y la entrada anal antes de comenzar. Introduce el dildo con lentitud, ajustando el ritmo según sus reacciones. Usa tus manos para sostener sus muslos o acariciar su abdomen.

9. Sobre una silla, con el receptor encima

Si buscas una experiencia íntima y emocionante, esta postura combina cercanía, control y la posibilidad de añadir un toque de creatividad con juegos de rol. Introducir elementos como un striptease masculino antes del pegging puede no ser lo habitual, pero muchas personas lo encuentran excitante, en especial cuando se combina con el ambiente cercano que esta posición ofrece.

Con una silla de respaldo alto y sin brazos, estarás lista para crear una experiencia única y estimulante. Esta postura es perfecta para principiantes, ya que le da al receptor el control total del ritmo y la profundidad, permitiéndole ajustar las sensaciones a su gusto mientras se siente seguro.

Cómo hacerla

Siéntate en la silla con tu arnés colocado. Haz que tu pareja se siente sobre ti, de frente o mirando hacia el respaldo, según prefiera. Él puede usar el respaldo o tus muslos como soporte mientras ajusta sus movimientos. Mantén tus manos en sus caderas o muslos para ofrecer estabilidad o guiarlo si lo necesita.

10. De pie

Tener sexo de pie puede parecer un desafío, pero cuando se ejecuta bien, es una de las experiencias más intensas que puedes explorar. Aunque la diferencia de altura o el equilibrio puedan parecer obstáculos, hay formas ingeniosas de convertirlos en ventajas, haciendo que esta posición sea emocionante y cargada de poder.

Si la diferencia de altura es un problema, los tacones altos no solo añaden centímetros donde los necesites, sino que también incrementan el nivel de sensualidad. Si prefieres algo más práctico, un taburete resistente puede ayudarte a alinear ambos cuerpos perfectamente. Para un toque adicional de dominancia, haz que tu pareja se apoye contra la pared mientras disfrutas del control total de la situación.

¿Buscas llevar la experiencia a otro nivel? Prueba esta postura en la ducha. Aunque puede ser más resbaladizo, el agua tibia añade un elemento de pasión, siempre y cuando uses una alfombrilla antideslizante y te asegures de que tu arnés y dildo sean resistentes al agua.

Cómo hacerla

Haz que tu pareja se coloque de pie frente a ti, apoyándose en una pared para mayor estabilidad. Pide que arquee ligeramente la espalda, lo que facilita el acceso y mejora el ángulo de penetración. Lubrica tanto el dildo y la entrada anal antes de comenzar. Introduce la punta con lentitud, ajustando tu posición para mayor comodidad y ritmo. Si están en la ducha, recuerda que incluso allí es necesario usar lubricante para evitar incomodidades.

11. El puente

La postura del puente combina fuerza, flexibilidad y sensaciones intensas. Aunque requiere algo de habilidad y confianza, los resultados pueden ser placenteros para ambos. Ofrece un ángulo único para la penetración anal, mientras que la postura arqueada del receptor permite un contacto visual fascinante. Además, el esfuerzo físico de mantener la posición aumenta la excitación.

Cómo hacerla

Haz que tu pareja se coloque en posición de puente, apoyándose sobre sus manos y pies mientras eleva la pelvis hacia el techo. Su cuerpo formará un arco, dejando la entrada anal expuesta y alineada para la penetración. Tú te colocas detrás o encima, dependiendo del ángulo que desees. Introduce el dildo y ajusta tus movimientos según las reacciones de tu pareja. Mantén tus manos en sus caderas o muslos para ofrecer apoyo y estabilidad.

Sugerencias antes de probarlo

El pegging, como cualquier práctica sexual, requiere una preparación adecuada que no solo garantice el disfrute, sino también la comodidad y seguridad de ambas partes. Aunque puede ser una experiencia novedosa, dedicar un momento a hablar, planificar y cuidar ciertos aspectos prácticos marcará la diferencia.

Conversen si es la práctica sexual que ambos desean llevar a cabo

La comunicación es la base de cualquier experiencia sexual, y el pegging no es la excepción. Hablen abiertamente sobre sus expectativas, deseos y límites. Si es un tema nuevo, podrías abordarlo con una frase casual como la siguiente: «Hoy leí un artículo sobre el pegging y me di cuenta de que nunca lo hemos hablado». «¿Es algo que alguna vez te haya interesado o con lo que hayas fantaseado?». Recuerda, no todas las prácticas son para todos y está bien si uno de los dos decide que no quiere probarlo. Lo importante es que ambos se sientan cómodos para expresar lo que funciona y lo que no.

Olvídate de las inseguridades

Es normal sentirse un poco nerviosa o insegura antes de explorar algo nuevo. Preguntas como «¿Lo estaré haciendo bien?» o «¿Se reirá de mí cuando me vea con el arnés?» pueden invadir tu mente. La clave está en recordar que esta es una experiencia compartida, basada en la confianza. Si ambos están abiertos a experimentar y se divierten en el proceso, no hay espacio para sentirse tonta. Abrázalo como una oportunidad para explorar y aprender juntos.

Higiene, ante todo

La higiene es crucial para garantizar una experiencia placentera. Si es posible, el receptor debe vaciar sus intestinos cuatro a seis horas antes del acto. Aunque no es obligatorio, algunos prefieren usar un enema de agua para mayor limpieza. Recuerda que el riesgo de encontrar residuos es bajo, pero siempre puede ocurrir. Lo importante es que ambos se sientan cómodos con lo que implica esta práctica.

Cuidado con las ETS si no es tu pareja estable

La seguridad debe ser una prioridad en cualquier práctica sexual y el pegging no es la excepción. Si decides explorar esta experiencia con alguien que no es tu pareja estable, el uso de preservativos en el dildo es imprescindible. Esto no solo ayuda a prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS), sino que también facilita la limpieza posterior, haciendo que todo sea más seguro y práctico.

Si el dildo se comparte durante la sesión para estimular otras áreas, cambiar el preservativo entre usos también es fundamental para evitar cualquier riesgo.

Placer por partida doble

El pegging es mucho más que una práctica sexual; es una oportunidad para explorar roles, superar tabúes sexuales y experimentar niveles de intimidad que, a menudo, permanecen inalcanzables en los encuentros convencionales. Al adentrarte en este viaje, descubres no solo nuevas formas de placer, sino también un terreno fértil para el crecimiento emocional y relacional.

Un análisis del Journal of Positive Sexuality sobre experiencias memorables de pegging destaca cómo esta práctica puede ser fluida, introspectiva y romántica, dejando a ambas personas con una sonrisa que dice más que mil palabras. Los participantes resaltaron cómo el compartir esta vulnerabilidad y el romper barreras emocionales y culturales generaron un vínculo inquebrantable.

Es importante recordar que esta práctica sexual debe estar guiada por la honestidad, la seguridad y el respeto mutuo. Desde los cuidados previos hasta los momentos posteriores, el bienestar de ambos es clave para que la experiencia sea enriquecedora. Al final, lo que hace especial al pegging no es solo el acto en sí, sino el descubrimiento conjunto de nuevas formas de conexión y poder.

Si decides dar este paso, hazlo desde la curiosidad, la confianza y el deseo compartido de explorar lo desconocido. Porque más allá del placer físico, encontrarás un puente hacia un vínculo más profundo con tu otra mitad. ¿Te atreves?

Fuente:https://mejorconsalud.as.com

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