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marzo 10, 2025
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Las mujeres experimentan distintas reacciones físicas y emocionales cuando desean tener sexo. Recopilamos las 7 más frecuentes.
Cuando una mujer tiene ganas de tener relaciones, experimenta una serie de reacciones biológicas y psicológicas que incrementan a medida que la excitación sexual llega a su punto máximo. La actividad cerebral, así como las hormonas sexuales, entran en juego para preparar el cuerpo para la intimidad.
Una vez se despierta el interés sexual y el deseo está a tope, las conductas, el lenguaje corporal y el cuerpo dejan ver varias señales. Que sean o no evidentes, y que se intensifiquen, depende del estímulo físico y mental que le genere su pareja. Pero, ¿qué sucede exactamente?
A continuación, lo detallamos.
En el plano psicológico, una de las primeras manifestaciones del deseo sexual en la mujer son los pensamientos y las fantasías sexuales. Incluso mucho antes de tener el encuentro íntimo, imaginar el acto sexual y fantasear eleva su excitación.
Estas reacciones pueden surgir a raíz de un primer contacto con la persona que le gusta, o bien, al leer, ver o escuchar contenidos eróticos. También se intensifica al saber que es deseada por la otra persona.
Pensar en el acto sexual y tener fantasías tiende a generar inquietud en la mujer. Previo al encuentro sexual, o ante la sola presencia de un hombre que le genera atracción, ella experimenta ansiedad.
Es una reacción automática que se puede manifestar con movimientos repetitivos o exagerados. Pensar en el acto sexual y tener fantasías tiende a generar inquietud en la mujer.
Previo al encuentro sexual, o ante la sola presencia de un hombre que le genera atracción, ella experimenta ansiedad. Es una reacción automática que se puede manifestar con movimientos repetitivos o exagerados.
Pensar en el acto sexual y tener fantasías tiende a generar inquietud en la mujer. Previo al encuentro sexual, o ante la sola presencia de un hombre que le genera atracción, ella experimenta ansiedad.
Es una reacción automática que se puede manifestar con movimientos repetitivos o exagerados.
Por ejemplo, al caminar, sus caderas se balancean más de lo normal. También puede que juegue con su cabello o el de la otra persona; o que se lleve el dedo hacia la boca en repetidas ocasiones.
La inquietud aumenta en esos momentos en los que ve la posibilidad de llevar las cosas a un siguiente nivel.
A medida que se eleva la excitación sexual, el sistema nervioso simpático se activa. Este, al ser el responsable de la respuesta de «lucha o huida», aumenta la liberación de epinefrina (adrenalina) y produce un aumento temporal de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial.
El nivel en que aumenta el ritmo cardíaco puede variar según la intensidad del estímulo sexual, de las características individuales de la función cardíaca y de factores psicológicos como el estrés o la ansiedad.
Se estima que, en promedio, este incremento en la mujer es de 24 latidos por minuto por encima de lo normal.
Tal y como pasa con el ritmo cardíaco, la mujer experimenta un aumento de su frecuencia respiratoria cuando tiene ganas de tener relaciones.
Tan pronto como se excita, la respiración se vuelve más rápida y agitada.No es extraño que la mujer experimente un aumento de la temperatura corporal cuando tiene ganas de tener sexo.
A nivel biológico, el deseo sexual se origina en una región del cerebro llamada hipotálamo, que también funciona como termostato del cuerpoNo es extraño que la mujer experimente un aumento de la temperatura corporal cuando tiene ganas de tener sexo.
A nivel biológico, el deseo sexual se origina en una región del cerebro llamada hipotálamo, que también funciona como termostato del cuerpoNo es extraño que la mujer experimente un aumento de la temperatura corporal cuando tiene ganas de tener sexo.
A nivel biológico, el deseo sexual se origina en una región del cerebro llamada hipotálamo, que también funciona como termostato del cuerpo.
Fuente: https://mejorconsalud.as.com
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