Entre outfits, bailes y el resto de contenido que crea, incluye en ocasiones a su pareja, José Manuel. Tras más de una década juntos y cinco años en redes, para sus followers ellos son el ejemplo perfecto de amor verdadero.
La Federación Española de Síndrome de Down, con motivo del Día Mundial de esta variación genética, ha querido demostrar que estas personas piensan y actúan «tan como tú, como todos nosotros» y que tienen derecho a una vida plena.
Esta última idea no solo engloba aspectos como la participación activa en una comunidad o el trabajo, también abarca otros temas invisibilizados como la posibilidad de explorar su sexualidad, conocer sus cuerpos y tener relaciones afectivas.
La trabajadora social, docente y activista, Cristina Medina, señala que durante mucho tiempo la educación sexual ha sido un tabú y se ha dejado a un lado para priorizar otras cuestiones. «Lo que no se nombra, no existe y la sexualidad debe ser una parte esencial en los proyectos de vida independiente», defiende.
En este sentido, apunta, las redes sociales han abierto puertas a referentes como Celia Cruz, más diversos, inclusivos y con una mirada más amplia. «Ahora son ellos, los protagonistas, los que cuentan su propio relato».
Celia, por ejemplo, comenzó una relación con José Manuel a los 15 años, pero eran amigos desde pequeños. Al principio, relata que su familia no se lo creía, pues pensaban que era un juego de niños.
Sin embargo, el tiempo pasaba y su vínculo era cada vez más fuerte. Los primeros años fueron a distancia, vivían lejos y solo se veían los fines de semana, hasta que él se mudó a la vivienda compartida en la que residía Celia.
Estos meses, José ha tenido que volver a su pueblo por motivos de trabajo, pero siguen viéndose en clase, haciendo planes los fines de semana y creando contenido para sus redes.
Compartir los aspectos más cotidianos de su relación es el mejor antídoto contra los mitos que envuelven a las personas con síndrome de Down.
Medina subraya que en muchas ocasiones se les infantiliza, se les mira desde el paternalismo o se tiende a pensar que son personas asexuales, que no son sujetos deseados o deseantes. «Muchas veces se cree que no tienen que vivir su sexualidad, limitando su derecho a la autodeterminación, a que cada uno defina su gusto, con quién se relaciona y tome las decisiones sobre su propio cuerpo», argumenta la también miembro de la Asociación Draga Espacio Feminista-LGTBIQ* y La Colectiva Fundación de Pensamiento Crítico en Canarias
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